miércoles, 31 de agosto de 2016

Cuando llega la luz. Clara Sánchez


     "Desde que regresé de Dianium hace más de un año, he soñado muchas veces con Alberto, con esa clase de sueño del adiós, igual que cuando soñaba con el colegio o con una casa donde vivíamos cuando yo era pequeña y que repiqueteaba en mi memoria con su pasillo laberíntico y la luz cegadoramente blanca de la cocina."

     Y de este modo retoma la historia que comenzó en Lo que esconde tu nombre Sandra. Han pasado seis años reales y uno y medio en la ficción cuando traigo a mi estantería virtual, Cuando llega la luz.

     Retomamos la historia de Sandra y Julián, la historia de Dianium y de esa red de nazis con cabezas ya ancianas de renombre. Una organización, la Hermandad, que no ha dejado de ser peligrosa y una vida que no es en absoluto lo que parece. Sandra y Julián tomarán alternativamente el control de la historia de viva voz, mostrando cómo han avanzado sus vidas que vuelven a encontrarse entre el misterio de la muerte de un viejo amigo y la desaparición de un niño.

     Poco había que investigar para saber que Denia y Dianium son el mismo lugar, y Clara Sánchez nunca lo ocultó. Se alzó con Lo que esconde tu nombre, como una de las voces que hablarían sobre un secreto ya descubierto; el de los viejos nazis que se ocultaron en este lugar hace ya décadas. Cerrada esa novela con un éxito arrollador, nos encontramos ahora Cuando llega la luz, una continuación esperada y por sorpresa en la que la autora se encarga de ir facilitando los datos justos para que podamos recordar, o rellenar y justificar el presente dotando así de personalidad propia a esta segunda novela.
     Julián y Sandra son los protagonistas indiscutibles de esta historia cuya intriga va aumentando a medida que pasamos las páginas. Uno sigue con los ojos muy abiertos, controlando los movimientos de la Hermandad en torno a El Carnicero de Mauthausen, Aribert Heim, Bert en su nueva vida de anciano en la residencia Los Tres Olivos. A su modo y compartiendo residencia, se venga de quien llevara a cabo actos atroces en un día a día que Clara Sánchez pormenoriza con la cadencia de quien sabe que la credibilidad en una historia, se oculta en esos pequeños detalles en los que, curiosamente, no reparamos en la vida, pero que forman parte de nuestra visión periférica habitual. Comenzará, además, a investigar lo sucedido con Salva, encontrándose con secretos que pueden conducir a la muerte. Sandra por su parte, ha dado a luz un niño y trabaja con su hermana. Lleva una vida que ha continuado hasta que, una nota del pasado preguntándole por Julián, provoca su regreso a la casa en la que comenzara la historia, provocando el reencuentro con él y desembocando en una trama de intriga personal íntimamente ligada a los sentimientos del presente, y también de ese pasado no tan lejano.
     No doy más datos, porque es cierto que muchos han aprovechado la noticia de la salida de este libro, para hacerse con el anterior y comenzar la historia. Y porque tampoco hace falta para explicar que Clara ha dejado una novela sólida que se articula en los pequeños detalles. Los personajes principales quedan arropados por un elenco de secundarios bien trazados, algunos apenas esbozados pero perfectamente diferenciables para cualquier lector. Podríamos destacar la directora de la residencia, la expareja de Sandra o la nueva pareja de éste. Sin embargo, sería un flaco favor al resto de figurantes que  muchas  veces están estratégicamente colocados para provocar la sombra de un melodrama que no estorba al lector, sino que lo acompaña mientras va pasando las páginas del libro. Y si hablamos de dos voces, justo es decir que ambas se complementan incluso cuando están viviendo la misma acción, que nos repiten cada uno a través de los ojos que otorga su propia experiencia y que nos servirá, más para conocerlos íntimamente, que para recabar más datos sobre una intriga que va in crescendo hasta terminar estallando en un final que hace justicia a lo leído.

      Cuando llega la luz es una novela cuyo argumento fluye desde las primeras páginas para disfrute de un lector que pronto se verá sorprendido al encontrarse en las últimas. Por supuesto recomendaría empezar por el principio, no obstante, es de recibo decir que no es necesario leer Lo que esconde tu nombre, para poder disfrutar de esta novela en la que Clara Sánchez, ha sido fiel a sus lectores.

     Ya sé que no es lunes, pero hemos tenido fiesta en Invernalia, así que es hoy cuando os pregunto por el libro que tenéis entre manos esta semana.

     Gracias.
   

jueves, 25 de agosto de 2016

Dark. Edgardo Cozarinsky


     "Empieza, siempre, en las sienes, una palpitación casi imperceptible al principio, y en el momento preciso en que la reconoce, ese latido empieza a crecer hasta que siente que la cabeza le va a estallar y la vista se le nubla y la distancia entre él y los objetos que lo rodean vacila y el brazo que extiende hacia el teléfono tarda en llegar y el número del servicio médico de urgencia no aparece en la lista que sin embargo sabe que ha incorporado a la memoria del teléfono. Pero no es solo la cabeza. "

     La mente es de asociaciones curiosas y, a mi, la foto de la cubierta de este libro, me recordó a Dylan Thomas. Y lo compré incluso sabiendo que no iba a encontrarlo en el libro. Pero daba igual, ya se me había metido en la cabeza y lo quería leer. Hoy traigo a mi estantería virtual, Dark.

     Conocemos a Víctor, un escritor de cierta edad, echando la vista atrás para recordar sus años de adolescencia en Buenos Aires. Una época en la que, ya sabiendo que quería dedicarse a escribir, se sintió atraído por esos lugares oscuros que tienen las ciudades: los clubes, los fumaderos de opio... Es la época en la que conoció a Andrés, un hombre ya adulto que se encargó de mostrarle ese otro lado de la ciudad.

     Quizás en este caso lo más adecuado sea comenzar diciendo lo que no es esta novela. Dark no son las memorias de Cozarinsky, aunque él tenga más de setenta años y sea escritor y viviera en Buenos Aires en la época representada en la historia, su historia es una novela, no unas memorias. Tampoco estamos ante una de esas novelas Bildungsroman al uso, no es una novela de formación ni tampoco  una de esas historias en las que se pierde esa inocencia de la que parecen revestir a todos los niños y adolescentes en este subgénero. Dark habla de esa curiosidad por lo prohibido propia de la edad, de un joven de buena clase social al que determinados ambientes le son ocultados, cuando no vedados, y que se siente tentado a descubrirlos. Eso es lo que hace Víctor, y en su coqueteo con los bajos fondo y peores tugurios, se encuentra con Andrés. Y en poco más de cien páginas veremos hasta dónde logra satisfacer su curiosidad, y también la relación entre ambos.
     Pudiera el autor haber cargado tintas en la relación más o menos ambigua de los dos protagonistas, o quizás habernos enseñado cómo uno se aprovecha del otro. Sin embargo, nada es totalmente limpio en esta novela, y ninguno de ellos será totalmente sincero. Andrés, el adulto que mira al joven, que le enseña los lugares, las putas y los charcos de la ciudad, parece sentirse atraído por Víctor. Lo parece, lo intuimos, pero tampoco es este ese tipo de novela. Víctor es el joven con ganas de vivir, de transgredir lo cotidiano de su vida, y lo reviste de necesidad vital de experiencias para su futura profesión, aunque... desde las primeras páginas sabemos que es una curiosidad natural, latente en esos años de experimentación, y que poco hubiera importado la vocación que sintiera en ese momento. Y asistimos al juego literario de una relación simbiótica entre ambos, sin tener muy claro quién se aprovecha de quién o si ninguno lo hace realmente. Porque posiblemente, en la búsqueda de lo oscuro de la ciudad, se refleja en parte esa oscuridad interior que llevamos en algunos de nuestros deseos.

     La novela, cortita, escrita con sumo cuidado para alcanzar una cadencia mantenida a lo largo del relato, juega con esa oscuridad que marca su título y que se ve reflejada en cada esquina. La noche, el deseo, la mentira, lo prohibido... pero también está el consejo y el final. Un final redondo para una historia que tiene mucho de literario y que se lee en apenas un suspiro, aunque se prorrogue en el tiempo mediante interesantes conversaciones una vez terminado.

     Mi primera incursión en la novela de Cozarinsky ha sido un éxito rotundo. Repetiré.

     Últimamente parece que las novelas de desarrollo, esas que parten de la una adolescencia iniciática en la vida adulta, son cada vez más frecuentes. Y vosotros, ¿ya habéis probado con este tipo de historias?

     Gracias.

     PD. Me sigue pareciendo que la fotografía de la cubierta de este libro tiene algo.

miércoles, 24 de agosto de 2016

Funny Girl. Nick Hornby


     "Ella no quería ser la reina de la belleza, pero quiso la suerte que ahora estuviera a punto de convertirse en una.
     Hubo unos minutos ociosos entre el desfile y el anuncio del resultado, así que los amigos y familiares se congregaron alrededor de las chicas para darles la enhorabuena y cruzar los dedos. Los pequeños grupos que se habían formado le recordaban a Barbara unas ruedas de regaliz: una chica en traje de baño almibarado -de un rosa o un azul brillante- en el centro; un remolino de gabardinas negras o marrón oscuro rodeándola."

     Alta fidelidad. Es lo que primero se me vino a la mente al encontrarme a Hornby en la librería. Y como había hablado no hace mucho de ese título, no pude evitar llevarme a casa el nuevo. Por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, Funny Girl.

     Conocemos a Barbara Parker en el año 1964 cuando está a punto de ganar el concurso de belleza local Miss Blackpool. En contra de lo que pueda parecer, Barbara no tiene ningún interés en ganar el título, loq ue ella quiere es salir de su ciudad natal e ir a Londres para emular a su admirada Lucille Ball, actriz de comedia televisiva. Con esfuerzo y trabajo consigue su objetivo y se cuela en los hogares bajo el nombre de Sophie en la serie Barbara ( y Jim).

     Hornby es un escritor divertido. Eso lo vemos desde las primeras páginas en el desparpajo de una protagonista que se siente asfixiada en su localidad natal, que vive sola con su padre, y que está deseando encontrarse en la capital. Hasta aquí podríamos estar ante mil novelas y unas cuantas películas de "chica mona busca ser actriz y acaba de camarera". Tras un pequeño amago o pista de lo que acaban haciendo alguna de esas chicas, Hornby opta por conceder su deseo a la protagonista gracias al encuentro con el que será su manager, y ahí ya empezamos a ver el tono teatral que alcanzará la historia. Seguiremos el avance de Barbara, su transformación en Sophie y la compartiremos con el coprotagonista de la serie, el director y sus dos guionistas en lo que será una magnífica representación social del Londres de los años sesenta. 
     Una época en la que los televisores llegan a las casas y las familias se reunen ante ellas, Llegan las teleseries, el público en directo y las nuevas estrellas televisivas. Un mundo nuevo en el que la sociedad parece olvidar el exterior por unas horas. Y el autor opta por unos diálogos muy logrados, que alterna con los pensamientos de quienes los protagonizan. De este modo, evita la aridez que podría suponer representar este mundo, ya que nos va dando pistas extra sobre cada uno de ellos. La novela alcanza entonces su tono máximo en un intento de transmitir el éxito que tuvieron estos formatos en aquella época, indicio quizás de que estaban cambiando las cosas y que muchos lectores podrán identificar en sus distintos países con unos años de diferencia. De hecho hay una defensa poco velada al simple entretenimiento frente a un cierto tipo de snobismo que será una suerte de "malo" de la historia. Y todo este grupo de personajes y ambientes se ve reforzado por los nombres reales que salpican la historia, consiguiendo de esta forma un universo mucho más real del que se lograría con simples descripciones. Es más, la propia Lucille Ball existió junto a su serie como puede verse en la imagen adjunta.

     Hornby da muestras desde las primeras líneas de que evitará entrar en la zona triste de estrellas caídas, soledad y fracaso, y mantiene esa intención durante toda la novela. Pero porque no es ese tipo de novelas, esta es una historia amable y francamente divertida con una protagonista que me ganó desde el momento en que es invitada a una cena por un acompañante que se equivocó de tipo de velada. 
     He disfrutado mucho con la visión de Funny Girl. Me ha parecido una historia muy entretenida con un final incluso mejor de lo esperado tras un leve bache. Puro y simple entretenimiento. Nada más y nada menos que cultura popular.
     Y vosotros, ¿recordáis alguna serie que os enganchara?
     Gracias

lunes, 22 de agosto de 2016

El silencio de la ciudad blanca. Eva García Saenz de Urturi


     "Las cámaras de televisión se obsesionaron con acosar a mi cuadrilla. Necesitaban un titular y estaban convencidos de que mis amigos podrían dárselo. Los siguieron por toda Vitoria desde que saltó la noticia de que el asesino me había disparado: a partir de aquel momento, no hubo descanso para nadie."

     Cuando me enteré de que la autora de La saga de los longevos había cambiado de registro, no pude evitar tener curiosidad. Por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, El silencio de la ciudad blanca.

     Conocemos a Unai, voz en primera persona que narra y protagoniza la novela, en la primera frase del prólogo. también somos conscientes de su situación, pero nos falta saber qué sucedió para llegar ahí. Y eso es justo lo que nos cuenta la novela. Durante las fiestas de Vitoria aparece asesinada una pareja de veinte años con una escenificación tan característica, que hace que los policías, entre los que destacan el propio Unai y Estíbaliz bajo las órdenes de la subcomisaria Alba, no tarden en identificarlos con otros acaecidos hace dos décadas. Pero hay un problema, al culpable, condenado y en prisión, aún le quedan unos días por salir de la cárcel, así que él no ha podido cometer este crimen... ni los que sigan.

     La novela comienza, como corresponde a este tipo de historias, con un buen tirón buscando enganchar al lector. A partir de ahí la historia avanza dividiéndose entre la actual y otra sucedida en el pasado que pronto comprendemos que tendrá un motivo, una unión con la principal. En esta ocasión será Vitoria la que, a través de los ojos de los personajes de Eva, desfile ante los del lector convirtiéndose casi en un personaje más de la novela. Una Vitoria que muchos conocemos y recorremos casi con placer, pero que no es necesario conocer para poder disfrutar de ella, y de la que, aún conociéndola, descubriremos, seguro, más de un secreto. Los crímenes con un patrón muy marcado, y a la vez con carácter propio debido principalmente a su ubicación, enganchan a un lector que ve como se abre una trama de simbolismos y posibilidades que empiezan a hacerle barajar conjeturas sobre la futura resolución de la trama. Y será eso lo que nos lleve a través de las calles y páginas, incluso en un punto situado un poco antes de la mitad en el que el libro parece perder fuerza y frenarse. Ritmo que luego recupera sin problema para acelerar una historia que avanza un poquito más de lo que yo me esperaba en el tiempo, dejándonos una novela que avanza sola empujada por la incesante pregunta del lector sobre la autoría de estos crímenes cometidos en lugares simbólicos de la historia de la ciudad.
     La primera persona, utilizada cada vez con más frecuencia en la novela negra y que tantos problemas puede ocasionar al lector ya que le otorga siempre una visión parcial frente al cuadro pintado por un narrador omnisciente, es solvente y funciona bien. Ahí hay que dar un punto extra a Eva, cuyas formas, además, me han gustado más que en La saga de los longevos.

     El resultado es una novela muy entretenida que se lee en pocos días que no busca pasar a la historia de la literatura, pero sí hacer pasar un buen rato al lector, cosa que creo consigue. Sobre todo en el último tercio en el que encontraremos algún giro y vuelta en la trama.

     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias.

     PD. Os dejo el booktrailer:

   

viernes, 19 de agosto de 2016

Rip Van Winkle. Washington Irving


     "La siguiente historia se  encontró entre los papeles del difunto Diedrich Knickerbocker, un antiano caballero de Nueva York con mucha curiosidad por la historia neerlandesa de la provincia y las costumbres de los descendientes de los primitivos colonos. Sus investigaciones históricas, no obstante, no se basan tanto en los libros como en la gente; los primeros son, por desgracia, escasos en lo relativo a sus materias favoritas, mientras que Knickenbocker encontraba que los viejos burqueses, y aún más sus mujeres, eran un filón de esos saberes legendarios de valor tan incalculable para la verdadera historia."

     El primer cuento de la literatura norteamericana, dicen, así que la curiosidad era inevitable. Además la edición es muy curiosa y bonita. Estaba claro, este libro iba a llegar tarde o temprano a mi estantería virtual. Se trata de Rip Van Windle.

     Poniéndonos en antecedentes, el autor nos habla de la afición de un viejo caballero de Nueva York aficionado a la historia holandesa. Y a través de este hombre, conocemos a Rip Van Winkle, un hombre bondadoso y de buen corazón que vive bajo las faldas y el carácter de su esposa, logrando que los vecinos se pongan siempre de su lado. Poco aficionado al trabajo, no es de extrañar que se duerma bajo un árbol, sin embargo si lo será que al despertar, hayan transcurrido nada menos que veinte años, encontrándose un pueblo y una vida muy diferentes a las que dejó.

     Rip Van Winkle no sólo está considerada como una obra maestra del relatocorto en Estados Unidos, si no que es difícil encontrar a una persona que no conozca de qué trata. Cuentan, además, que fue escrita por Irving en una única noche, allá por junio de 1818, tras haber pasado horas hablando con sus familiares sobre Sleepy Hollow. De este modo y mezclando recuerdos del valle del Hudson con leyendas e historias del Viejo Mundo, dicen que nació Rip Van Winkle.
 
     Este cuento, que el autor busca revestir de un cierto aura de posibilidad real, o tal vez de ese tono tan peculiar que adquieren las leyendas orales al hablar de quien recopilaba la información e historias, es una pequeña joya tanto por continente, como por contenido. Nos traslada a una época de cambios, y precisamente a su protagonista le hace vivirlos de golpe. Cuando despierta, descubre que una localidad que se caracterizaba por la ausencia de cambios, ahora está marcada precisamente por ellos. Tendrá que descubrir, no sólo las ausencias y fallecimientos, también las casas nuevas e incluso un hotel. Rip regresa, por lo tanto, como un extranjero a una vida que ha continuado sin él, y le tocará esperar saber si es o no aceptado y también reinventarse para intentar adaptarse a esta vida nueva que se pone delante de sus ojos sin que pueda hacer nada por evitarlo.

     Irving enseña de este modo que el mundo cambia avanzando, que nadie va a escapar a esos cambios y que, incluso cuando pensamos que todo sigue igual, no hay más que comparar con la suficiente distancia en el tiempo, como para ver que no es así. Tiene también un olor a segundas oportunidades para hacer las cosas, a vidas nuevas y nuevos comienzos acercándose de este modo al llamado sueño americano. En realidad, y como sucede con las buenas historias revestidas de aparente sencillez, hasta que uno se fija en las preciosas descripciones por ejemplo, las interpretaciones son muchas, pero todas ellas, me atrevería a aventurar, alejadas de la moralina fácil.

     Y ahora que muchos habréis decidido no acercaros a una historia de estas características, ahora os digo que Irving es el autor de Sleepy Hollow, otra leyenda con un punto cómico con la que compartió libro. Y ahora es cuando os pregunto, ¿os acercáis alguna vez, ya sea en libro, cine o teatro, a este tipo de historias?

     Gracias.

     PD: Hoy sí, echad un vistazo al booktrailer.


jueves, 18 de agosto de 2016

La vida fácil. Richard Price


     "Fuerza operativa Calidad de Vida: cuatro sudaderas en un taxi falso apostado en la esquina de Clinton Street, junto a la rampa de salida del puente de Williamsburg. Su cometido: determinar el perfil de la ruta del salmón entrante; su mantra: droga, armas, horas extra; su lema: todo el mundo tiene algo que perder."

     La idea, entre tanta novela negra en el mercado, de encontrarme con una que apostara por un realismo casi total, me parecía sumamente atractiva. Por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, La vida fácil.

    Conocemos a Eric Cash, encargado de un restaurante, mientras regresa a casa una noche junto a Ike Marcus, el barman. Es la noche en la que matan a Ike. Erik declarará ante la policía que aparecieron dos chicos, pero su declaración no parece convencer a la policía que tendrá que investigar el homicidio.

     Hay que empezar diciéndolo: Richard Price es guionista de la serie The Wire. Y hay que decirlo de entrada porque la novela tiene todo lo que se le supone al guionista de esa magnífica serie: realismo, calles, personas de verdad, diálogos endiablados, investigación, miserias personales, policías... Todo, absolutamente todo. Así que si os gusta la serie no hace falta que sigáis leyendo.
     La vida fácil comienza con un asesinato y con la presentación de sus personajes. A partir de ahí el autor se decanta por diseccionar ese asesinato, no sólo en su resolución, sino también en la medida que afecta a todos los implicados y sus círculos. De este modo la novela se apoya en un realismo que es casi tangible a medida que vamos avanzando. El ritmo ante una novela que trata básicamente de la investigación policial, trabas incluidas, lo otorgan los diálogos. Y es que Price es brillante en los diálogos, esa parte tan complicada de los libros en la que nos encontramos con personajes que no cambian de voz entre ellos o niños adultos, Price la borda. De hecho tiene un interrogatorio que si os dijera que supera las cuarenta páginas, seguro que os asustaba, pero en realidad sólo por esa parte ya merece la pena echarle un vistazo a esta novela.

     Entramos en el Lower East Side, conocemos sus calles, su ambiente y acompañamos por sus calles a los policías Matty y Yolonda, pero también conoceremos el impacto general. Y si comienzo hablando del barrio en el que se produce, es porque llega un momento en el que, incluso en una novela cargada de diálogos, el barrio se convierte en un personaje más, un personaje multirracial, con diferencias y presiones que a veces hacen saltar a sus habitantes, que habla precisamente por la boca de ellos. Hablar, una vez más la palabra mágica en este novela. Descubrir cómo les afecta, sus reacciones en un interrogatorio, las presiones de la policía, las contradicciones, la trampa. Conocer a Yolonda, un personaje redondo en muchos sentidos. Partir, en definitiva, de la declaración de un testigo que hace aguas porque, para empezar, se contradice con la de otros dos, e ir tirando del hilo hasta descubrir qué pasó.
     ¿La pega? Porque siempre parece haber una pega, esto es así. En este caso la pega es la ausencia del malo carismático que tira de la novela. Pero claro, Price no quiere hacer una novela de ficción que lleve la etiqueta "trepidante", él prefiere optar por el realismo. Y en la vida, suceden estas cosas con los malos.

     El resultado, aunque digan que al autor le fastidia ser reconocido permanentemente como guionista de la serie, es una novela perfecta para los amantes de la misma. Una buena novela, como también lo fue Los impunes, que no puedo dejar de recomendaros.

     Y vosotros, ¿en una novela negra preferías la espectacularidad o el realismo?

     Gracias.

   

miércoles, 17 de agosto de 2016

El último septiembre. Elizabeth Bowen


     "Hacia las seis el sonido de un motor, procedente primero del vasto paisaje y concentrado luego bajo los árboles de la avenida, convocó en la escalinata a todos los habitantes de la casa en un estado de gran excitación. A la altura de las hayas, resonó una delgada verja de hierro; el coche emergió de una maraña de sombras y se deslizó pendiente abajo hacia la casa. Tras los destellos del parabrisas, el señor y la señora Montgomery -brazos agitándose en el aire y el velo malva de ella revoloteando furiosamente- saludaban con frenesí. Eran visitantes largamente esperados. Todos proferían exclamaciones y gesticulaban: nadie hablaba todavía. Era un momento de felicidad, de perfección."

     No sé vosotros, pero yo siempre hay nombres a los que quiero acercarme pero acabo posponiendo por falta de tiempo. Eso supone que en vacaciones aprovecho para acercarme a uno o dos y así quitarme las ganas, al menos. Por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, El último septiembre.

     Estamos en los años veinte, en plena guerra de independencia irlandesa. Se vive una guerra de guerrillas entre el ejército británico y los denominados Black and Tans irlandeses. En este contexto, muchas familias angloirlandesas pudientes, optaron por crear sus pequeños mundos entre los muros de sus grandes mansiones. Este es el contexto en el que conocemos Danielstown, una mansión situada en el condado de Corck en la que viven los Naylor. Ajenos en la medida de lo posible a una guerra que tratan más como si fuera un rumor, ellos siguen entre reuniones y fiestas de tenis, intentando llevar una vida normal entre los muros de su casa. Y será entre estos muros que veamos como su sobrina, la joven Lois, intenta abrirse paso a la edad adulta, reflejándose en ella más que en nadie, ese punto entre la curiosidad y la negativa a permanecer ajena al exterior, lo sucedido para una gran parte de la sociedad. Sin embargo, todo aislamiento es ficticio y poco a poco seremos conscientes de que la vida exterior también llegará a Danielstown.

     Hablar de Elizabeth Bowen siempre va acompañado de comparar a esta autora con otros grandes nombres de la literatura, ya sea Austen o Woolf (que mira que me parecen dispares), así que la curiosidad estaba servida. Me he encontrado con un fresco de época que refleja el aislamiento que tantas veces ha intentado la alta sociedad antes los cambios venideros, ya fueran sociales o incluso conflictos bélicos. Bowen escribe la novela en 1929, cinco años después de finalizar el conflicto, y vierte en esta casa los rasgos de las que conociera así. De este modo consigue trasladar al lector la sensación de irrealidad tanto como la de pequeña isla y, entre descripciones de reuniones y horas de la comida, nos sentamos en las escaleras después de la cena disfrutando de la falsa serenidad de la noche. Y digo falsa porque es imposible que no se cuelen comentarios vestidos de trivialidad que reflejan el conocimiento de lo que sucede fuera de las puertas de Danielstown, una casa que llega a convertirse en un personaje casi central de la historia. Y aquí es Lois la encargada de ello, con sus inquietudes y sus comentarios sobre armas enterradas, incluso en su relación con el joven soldado Gerald, que no sólo no es aceptada, sino que ni siquiera se tiene en cuenta la posiblidad en esa casa de que algo así pueda suceder.

     Bowen nos dirige con calma por la novela sin buscar un hilo argumental que nos tenga en vilo, pero dejando claro desde las primeras páginas que algo sucederá, como si estuviéramos en una suerte de réquiem sostenido por una prosa magnífica salpicada de pequeñas descripciones que nos transportan a la época y el lugar. Sin embargo, y al igual que sucede con los protagonistas que optan por el silencio para enmascarar lo que sucede a su alrededor, Bowen parece también optar por este recursos, y me ha dejado con las ganas de conocer un poco más las relaciones de la familia con el entorno. Esa negación a ver lo evidente de las clases altas que tan bien han trasladado otros autores, queda velada por el hermetismo, y no nos deja ver conflictos reales, dejándome la impresión de estar ante una situación vivida por la propia Bowen de la que no ha podido terminar de desembarazarse.
Con todo ha sido una buena lectura, y he conocido al fin las letras de una mujer a la que tenía ganas. Aunque, como suele pasar cuando un nombre va acompañado de grandes comparaciones, no haya estado a la altura de lo esperado.

     No tengo cortesía, ya es miércoles y aún no os he preguntado qué estáis leyendo esta semana.

     Gracias.

martes, 16 de agosto de 2016

Sonetos. William Shakespeare. Versión de William Ospina


CXXXVI  
136
If they soul check thee that I come so near, 
Si tu alma te reprocha que yo tan cerca llegue,
Swear to thy blind soul that I sas thy"Will", 
Júrale a tu alma ciega que yo soy tu ansia ardiente,
And will, thy soul knows, is admitted there; 
Y el ansia, tu alma sabe, se acepta allí que juegue;
Thus far for love, my love-suit, sweet, fulfil, 
Por mi amor, esta súplica, cólmala dulcemente,
"Will" will fulfil the treasure of thy love. 
Y colmará el deseo tu amor y su riqueza,
Ay, fill it full with wills, and my will one, 
Llénalo, ay, con tus ansias y mi ansia desolada,
In things of great receipt with ease we prove 
Porque es siempre más fácil moverse en la grandeza
Among a number one is reckon'd none: 
Y entre lo numeroso, lo uno es casi nada:
Then in the number let me pass untold, 
Deja, pues, que en lo múltiple, callado esté, si quieres,
Though in thy store's account I one must be; 
Pero entre tus riquezas conmigo siempre cuenta;
For nothing hold me, so it please thee hold 
O tenme a mi por nada, siempre que consideres
That nothing me, a something sweet to thee: 
Que esta nada que soy te agrada y te contenta:
Make me but my name thy love, and love that still, 
Haz solo de mi nombre tu amor, y ámalo, y creo
And then thou lovest me, for mi name is "Will". 
Que me amarás entonces, pues mi nombre es deseo.


     En el quinto centenario de la muerte de William Shakespeare, era lógico suponer que alguna obra vería la luz reeditada, y así ha sido. Por eso, hoy traigo a mi estanteria virtual, los Sonetos de William Shakespeare.

     Los Sonetos de Shakespeare vieron la luz en 1609 y aún hoy siguen corriendo ríos de tinta sobre ellos. Recorre en ellos todos los estadíos que uno puede sentir en el amor: del enardecimiento a la pasión pasando por los celos, la decepción o el alejamiento, no duda en hacer de esos 154 sonetos un recorrido completo por una de las pasiones más humanas. Los sonetos del poeta, llamemos poeta a ese supuesto protagonista que relata su vida a golpe de verso, por no poder confirmar si son experiencias reales vividas por el autor, o si tal vez estamos ante una obra de teatro de protagonista encubierto, van dirigidos en un primer momento a un joven. Ese joven reune todas las virtudes, y aunque da pistas, siempre nos deja una duda sobre si llegaron a lo carnal, cosa que en realidad tampoco es importante. La Dama oscura a la que se refiere la última parte es, en cambio, mucho más carnal y pecaminosa incluso, reflejándose de este modo dos amores dispares tanto por el género del objeto de ese amor, como por la personalidad y el halo adjudicado a cada uno de los amados.

     Correspondería ahora hablar de métricas y rimas, pero baste decir que el autor es William Shakespeare para que quede explicado todo ello sin necesidad de justificar la perfecta ejecución de cada soneto. Apuntar, como mucho, que la sencillez del lenguaje acerca sentimientos comunes al lector y nos obliga casi a pensar que estamos ante algún tipo de confesión medio descubierta o apenas encubierta del autor hacia estas dos personas a las que se refiere. Y vuelven a correr ríos de tinta buscando la supuesta identidad de cada uno de ellos. Dice la teoría más aceptada, que el joven que ocupa la mayor parte del texto es Henry Wriosthesley, mecenas de las letras. Teoría que se ve relativamente fortalecida por el encabezamiento elegido por el primer editor de los sonetos, que no por el autor de los mismo, ya que rezaba lo siguiente: Al inspirador único de estos sonetos, el señor W. H., desea toda la felicidad y esta eternidad prometida por nuestro inmortal poeta, el que con sincero deseo aventura esta publicación. Dicho lo cual, que cada uno juzgue si lo considera necesario. Y lo mismo podría contar en el caso de la dama.

     Un lector de poesía, quiere leer poesía. Y entonces se complica la cosa, porque llega el problema del idioma. Traducir un poema, respetar la rima, los silencios, la musicalidad, el espacio entre cada una de las pequeñas pausas y efectos creados por su autor... Y ahí entra Ospina, para los lectores que disfrutan con las letras. Ya ha demostrado que es un escritor de estilo, además de serlo de cada una de sus historias, y tras un prólogo que os recomiendo no os saltéis, Ospina no defrauda, dejando una lectura a doble placer. Si alguien lo pone en duda que haga la prueba y siga estas instrucciones básicas para leer el poema: coja el lector un poco de aire, y comience a leer, sin recitar, procurando no engolar el tono ni forzar la lengua... sólo dejarse llevar con la misma calma que una tabla a la deriva cuando baja la marea; y disfrute de cada sonido, la musicalidad... y el significado, irá llegando solo. Hecho esto, en la página de al lado nos encontramos con el poema original, a la izquierda. Ahora que estamos entrenados, repitamos la operación y volvamos a recitar sin importarnos si nuestra pronunciación es pura o si captamos el significado de cada palabra, ese ya nos lo había dado Ospina en la primera lectura, y dejémonos llevar. Seamos, por un breve intante en nuestra vida lectora, auténticos lectores de poesía. Sin prejuicios, sin poemas, sin excusas. Merece la pena.Y en bilingüe, una joya.

     Y vosotros, ¿sois lectores de poesía?

     Gracias.

jueves, 11 de agosto de 2016

Te dejé ir. Clare Mackintosh



     "El viento le fustiga la cara con los mechones de pelo húmedo y ella cierra los ojos con fuerza para protegerlos de la lluvia. Cuando el tiempo está así, todo el mundo va corriendo a todas partes, caminando deprisa por las aceras resbaladizas y con la barbilla hundida en las solapas de los abrigos. Los coches les salpican los zapatos al pasar y el ruido del tráfico no le deja oír más que unas pocas palabras de la animada charla de su hijo sobre las novedades del día, que empezó en cuanto se abrieron las puertas de la escuela."

     No hay verano sin thriller piscinero que atrape. Nos hablarán de unos mil, qué duda cabe, señalando fírmemente a un par, y luego aparecerá un tercero que desbancará a todos los anteriores. Hoy traigo a mi estantería virtual al que ha resultado ser ese tercero, se trata de Te dejé ir.

     El mundo puede cambiar en apenas un segundo para una persona, que se lo digan a Jenna. Su vida cambia tras el atropello de su hijo y seremos testigos de excepción del suceso, del cambio y de la investigación y búsqueda de lo sucedido en ese momento.

     Te dejé ir es una de esas novelas que sabemos se va a quedar en los círculos privados de la protagonista que abre la historia. Jenna y los detectives, el suceso tan terrible con el que comienza y todo lo que se teje a su alrededor. Una primera parte que tensa poco a poco el ambiente mientras el lector va conociendo, avanzando, descubriendo.... y una segunda en la que ya es imposible detener la lectura. Nada parece indicarlo mientras estamos en esa primera parte del libro, una parte que está bien y mantiene el ritmo y el interés. Pero entonces comienzan los juegos de manos y la autora consigue dejarnos con la boca abierta en uno de los espectaculares giros que contiene la novela. Volveremos atrás, miraremos buscando la trampa que no somos capaces de ver, y nos quedaremos como esos niños que acuden a un espectáculo de magia. Sólo que en este caso, la credibilidad de la autora no se tambalea.
     Y entramos así, sin reponernos en la segunda parte. Conocemos, por ejemplo, a un narrador en primera persona que nos resulta terrible. La autora entra ya de lleno en los secretos, la violencia y el maltrato. Si levantamos la vista será sólo para coger aire, asfixiados por el ritmo y sucesos que no se ven interrumpidos para dejarnos respirar. A ello se unen los giros que la autora comienza a intercalar, intensificando el interés de un lector que hace ya muchas páginas que se entregó a la lectura.

     No diré que es la novela del año, pero si que es una de las más entretenidas que me he tropezado. La comienzas y la terminas en apenas un suspiro y te preguntas cómo no has visto venir lo que iba a suceder. Cierto que ya venía con la fama de tener giros inesperados, pero da igual. A partir de ese capítulo que ronda el 21, la historia se vuelve frenética y avanzamos sin poder ni querer evitarlo.

      Comenzaba hablando de la novela del verano, esa que nos entretiene dejándonos llevar sin pensar en más. Te dejé ir es justo eso. Una historia para abrir sus páginas y que se nos olvide el tiempo. Si es lo que buscáis en un libro, adelante, no creo que nadie pueda decirme que se sienta defraudado. Ahora lo que nos queda, es esperar y anotar el nombre de su autora.... buscar otro título. Como tantas otras veces con otros tantos nombres. Y cruzar los dedos, por supuesto.

     Y vosotros, ¿cuál está siendo vuestra novela del verano hasta el momento?

     Gracias.

martes, 9 de agosto de 2016

Corazón tan blanco. Javier Marías


     "No he querido saber, pero he sabido, que una de las niñas, cuando ya no era niña y no hacía mucho que había regresado de su viaje de bodas, entró en el cuarto de baño, se puso frente al espejo, se abrió la blusa, se quitó el sostén y se buscó el corazón con la punta de la pistola de su propio padre, que estaba en el comedor con parte de la familia y tres invitados. Cuando se oyó la detonación, unos cinco minutos después de que la niña hubiera abandonado la mesa, el padre no se levantó en seguida, sino que se quedó durante algunos segundos paralizado con la boca llena, sin atreverse a masticar ni a tragar ni menos aún a devolver el bocado al plato; y cuando por fin se alzó y corrió hacia el cuarto de baño, los que lo siguieron vieron cómo mientras descubría el cuerpo ensangrentado de su hija y se echaba las manos a la cabeza iba pasando el bocado de carne de un lado a otro de la boca, sin saber todavía qué hacer con él. Llevaba la servilleta en la mano, y no la soltó hasta que al cabo de un rato reparó el en sostén tirado sobre el bidet."

     No he querido saber pero he sabido, comienza este libro publicado en 1992 para éxito y gloria de su autor hoy encumbrado. Uno de los comienzos más impactantes que recuerdo haber leído, capaz de lograr que imaginemos la escena con total claridad. Hoy traigo a mi estantería virtual, Corazón tan blanco.

     Conocemos a Juan Ranz, narrador de la historia que es, además, contada en primera persona. Ranz, llevado por la vida que le muestra que guarda secretos, o tal vez por los recovecos en los que se cuelan los resquicios de luz, como un consejo de su padre el día de su boda, es empujado a investigar un secreto que ha acompañado a su familia durante años. Luisa, su mujer, se irá covirtiendo en cómplice de esta búsqueda que les llevará a desempolvar la historia de su familia más reciente encontrando en ella muertes como la que abre el libro, dudas, culpa, y mucho silencio acumulado.

     Hablar de la trama de esta novela, entretejida de una forma magistral con Macbeth, es relativamente complicado, ya que no quiero privar a ningún lector de ir descubriendo  paso a paso lo descubierto por el narrador sobre su familia.  Baste decir, por lo tanto, que Marías juega con la necesidad de saber que uno a veces siente, sobre todo si intuye que hay secretos importantes, y con la sensación de tal vez no querer saberlo, una vez los ha descubierto. Esto provoca que el lector se convierta en cómplice de quien guarda el secreto, ya que uno no puede evitar preguntarse si es realmente necesario saberlo todo, sin darnos cuenta de que nos traicionamos a nosotros mismos por llevar más de doscientas páginas sin soltar la historia buscando precisamente, ese secreto. Tres matrimonios más el del narrador, viajes, encuentros, historias secundarias que se tocan en amantes ocasionales y un torrente de reflexiones, es lo que ofrece Marías en esta novela en la que nada queda libre al azar. Incluso el matrimonio protagonista se dedica a la traducción, mostrando con su trabajo una curiosa capacidad para manipular la verdad. Tanto, como aquel que la oculta.
Con ello el autor consigue reforzar la idea principal de una trama capaz de ir envolviendo hasta al más indiferente de los lectores, que no puede hacer otra cosa que preguntarse qué sucedió para llegar al punto en el que comienza la novela. Y también sobre sus posteriores consecuencias. La elección, la del disparo, la del silencio, la de saber... son todas ellas conscientes, aunque no siempre razonables salvo para quien las argumenta. Y sin embargo, en este caso, somos capaces de comprender el camino recorrido por cada uno de los personajes, muchos de los cuales a la sombra de un sentimiento que tal vez desconozcan y es la culpa.

     Os preguntaréis ahora el motivo por el cual el libro se teje con aires de Macbeth, y si existe en ambos, además del silencio, el secreto y la culpa ya nombrados, un asesinato. Y podría explicarlo, pero me temo que en caso de hacerlo, perdería la efectividad que supone el descubrir esta historia al ritmo lento que propone el autor. Podría ahora hablar de enamoramientos, secretos, mentiras y formas de engañar. De oyentes involuntarios y otros forzados y adjudicar estos mismos adjetivos a quienes confiesan.; y con todo ello azuzar la curiosidad por un libro ya casi convertido en clásico moderno. Pero incluso si dijera todo esto, me faltaría explicar el placer que supone leer a Javier Marías en sus divagaciones frente a temas como el matrimonio o cualquier otro que le pase por la cabeza y termine en la punta de su pluma.

     Corazón tan blanco es un libro redondo. De esos cuyo concepto mejora en el lector a medida que transcurren días y la historia se asienta en nuestro interior, se pone cómoda y nos da otra perspectiva. Una fantástica lectura para todos y, posiblemente, el mejor libro para comenzar con este autor.

     Comenzaba hablando del principio del libro, y es que hay principios inolvidables en la historia de la literatura. Y vosotros, ¿recordáis particularmente el comienzo de alguna lectura?

     Gracias.

"Mis manos son de tu color, pero me avergüenzo de llevar el corazón tan blanco."
Macbeth
William Shakespeare

lunes, 8 de agosto de 2016

La oficina. Lars Berge


     "La caja de cartón ocupaba todo el palé sobre el que se hallaba, una superficie estándar de 1.168 x 768 milímetros. Medía su buen metro de alto y la habían cerrado con cinta de embalaje y unas resistentes tiras blancas de nailon.
     Según el albarán, contenía mobiliario de oficina. Sin embargo, del interior salía un ruido raspante que, al cabo de un rato, se transformó en unos sonoros golpazos asestados contra el sólido cartón, cosa que acabó despejando todas las dudas sobre si la caja no alojaba en realidad a un ser vivo."

     Todos tenemos nuestras rarezas, y entre ellas está el gusto por otras rarezas. De hecho, las detectamos apenas posamos la vista sobre ellas y nos sentimos atraidos hasta el punto de necesitarlas sin saber aún que lo son. Hoy traigo a mi estantería virtual, La oficina.

     Conocemos a Jens Jansen, un hombre que ocupa uno de esos puestos a los que ahora se les llama bajo título inglés, brand manager, en una empresa que fabrica cascos para ciclistas. Jansen lleva una vida gris y desmotivada, tiene un puesto en el que no trabaja demasiado ni tiene muchas responsabilidades, no aspira a ascender, no le gusta lo que hace... nada nuevo para muchos en realidad. Pero Jansen busca una curiosa solución y es llevar lo fugurado a lo real y esconderse del mundo. Se esconde en una zona en desuso de su oficina, desapareciendo sin que sus compañeros parezcan notarlo en un primer momento.

     Con esta premisa del hombre gris y hastiado que no encuentra motivaciones en su vida, Berge nos deja una comedia a ratos tronchante, marcada por un sentido del humor ácido que va poco a poco descarrilando para conseguir una crítica feroz hacia la sociedad actual. Estructurada en capítulos cortos que comienzan a su vez por algún tipo de slogan publicitario, no tardamos en notar que la alienación como empleados o consumidores en la sociedad moderna, será uno de los pilares sobre los que va a apoyarse la historia. Una historia en la que su cobarde protagonista se esconde consiguiendo enterarse de loq ue sucede en la oficina y ver a sus compañeros con otros ojos tras escuchar sus conversaciones. Veremos como sale únicamente por las noches para alimentarse, y también las reacciones de quienes echan en falta su presencia, como por ejemplo  su novia, y las posibles explicaciones que se les ocurren y que van del sucidio al secuestro.
     No me cabe duda de la valentía que hay que tener para escribir una comedia, o tal vez sería mejor decir una novela muy divertida, sin caer en el ridículo del chiste fácil, pese a esconder anécdotas entre sus páginas y, en este caso, Berge lo consigue hacer bien. Incluso muy bien. Tal vez sea por el resentimiento solapado a determinado tipo de empresas y condiciones que se esconde tras alguno de sus chiste, o por su particular forma de caricaturizar los rasgos de algunos de los figurantes de la novela. El caso es que a medida que avanzamos nos vamos dejando caer en la posibilidad de esta situación que ya se nos antoja francamente divertida y, pese a saber que no estamos ante un novelón, disfrutamos del camino.

     Comenzaba hablando de rarezas y es que, la sola idea que articula la historia es, cuanto menos, extraña. Pero también divertida. Así que hoy os invito a sonreís, incluso reir a carcajadas algún rato, con una novela nórdica. No todo va a ser sangre en la llamada literatura del frío.

     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias.


viernes, 5 de agosto de 2016

El Club de la Lucha 2. Chuck Palahniuk


     "Algunos amigos imaginarios ya nunca desaparecen."

     Para muchas generaciones El club de la lucha será un momentoq ue no olvidarán de su vida. Bien en el cine, la mayoría, o en el libro, incluso en ambos, se vieron escandalizados, empujados, motivados y, sobre todo, sacudidos. Por eso hoy traigo a mi estantería virtual, El club de la lucha 2.


     Han pasado veinte años desde El club de la lucha, pero sólo diez para sus personajes. Sebastian, ahora que sabemos el nombre del narrador y protagonista de la primera parte, se ha casado con Marla y tienen un hijo de 9 años con unas aficiones un tanto peligrosas. Un trabajo mediocre y un matrimonio que hace aguas, provocan que Marla añore a Tyler. Y dedida llamarle. Para ello cambia la medicación de Sebastian, provocando la vuelta de un Tyler más extremo que nunca.

     Hay que decir en primer lugar que esta segunda parte es en formato cómic, pero no está escrito en la forma habitual tampoco para ser un cómic. Supongo que si hablamos de Palahniuk es muy difícil pensar que cualquier cosa salida de su cabeza, sea corriente. Cameron Stewart hace un trabajo magnífico como dibujante dejando patente todo el cáos que encaja a la perfección con la narración de Chuck, al que terminamos llamando por su nombre de pila, y ahora os explicaré el motivo.

     En esta historia, Marla será la causante del caos al resucitar a quien muchos añorarán. No faltan casas que explotan, investigaciones, hijos secuestrados, niños con aspecto de ancianos, sexo, golpes y muchas, muchas drogas. La violencia está servida y tiñe de rojo las páginas de un cómic que, por momentos, conduce al lector a la misma deriva que parece dejarse ir su protagonista. Y cuando todo se complica y estamos en una espiral sin demasiado sentido, ¿a quién acudimos? Pues al autor. Sí, Chuck se deja caer por la rama metaliteraria apareciendo bastante favorecido dicho sea de paso, para adentrarse en esta segunda parte de la historia que tiene un final apoteósico que me hizo soltar un par de carcajadas. Y es que, por mucho que me digan que hay que aprender a esperar lo inesperado, esta vez el autor me ganó, lo confieso.

     El club de la lucha 2 es una novela gráfica pensada principalmente para fans, no tengo del todo claro si fans de Tyler o del autor, posiblemente lo segundo. Solo así se entiende el giro que va tomando la historia que es mucho más que una simple continuación o intento de recuperar al personaje que en su día le dio la fama.

Porque aquellos que crean que ese es el objetivo de este título, pronto se darán cuenta del error que cometen.
     Me he divertido. me aventuré en un formato que frecuento poco movida tal vez por la nostalgia del momento en que descubrí la primera parte, y me dejé arrastrar por la locura, disfrutando de esta historia. Sólo así puede leerse e incluso recuperar más de un nombre que, tal vez, tengamos aparcados en nuestra memoria. A fin de cuentas, ya lo avisan en la cubierta con la frase que abre esta entrada.
     Algunos amigos imaginarios ya nunca desaparecen.
Aunque ahora que hemos terminado y la releemos, tal vez suene un poco más amenazadora que al principio.

      No os voy a contar más, ni de Tyler ni de la forma en que se trata su "relación" con Sebastian, ya que no quiero estropearle a nadie El club de la lucha. Además...
La primera regla del Club de la Lucha es: Nadie habla del Club de la Lucha.

     Estoy segura de que más de uno se ha sorprendido de ver un cómic en el blog, ya que no es algo habitual. Pero de vez en cuando me acerco también a ellos. Y vosotros, ¿leéis comics?

     Gracias.





jueves, 4 de agosto de 2016

Una cocina a prueba de ratones. Saira Shah


     "Los dolores vienen y van en oleadas. No se parecen en nada a los subidones orgásmicos descritos por mi profesora new age de preparación al parto, pero tampoco son tan terribles como los relatos de mi madre de pelvis partidas en dos y mujeres que enloquecen de pura agonía."

     Suelo comentar los motivos por los que llego a un libro. en este caso fue el título y ni siquiera le di la vuelta, de hecho cuando leí el primer párrafo que abre esta entrada lo cerré y me quedé mirando un rato la cubierta un tanto extrañada. Hoy traigo a mi estantería virtual, Una cocina a prueba de ratones.

    Anna y Tobias forman un matrimonio joven y de éxito que han decidido dejarlo todo en Londres para irse a vivir al sur de Francia en cuanto nazca su hijo. Ella es chef y él es creativo, compositor para ser exactos. Todo parece estupendo para esta pareja que está a punto de conocer las alegrías de la paternidad hasta que nace su hija con un serio trastorno cerebral al que, en un primer momento, ni siquiera los médicos se atreven a poner nombre. Ven como su vida se rompe en pedazos junto con todas sus ilusiones mientras tienen que recomponer sus ideas y aspiraciones en lo que su hija intenta sobrevivir en el hospital, entre tubos y medicinas. Languedoc será el lugar elegido, una casa inhóspita que parece tener carácter propio y pocas ganas de tener inquilinos, para comenzar su nueva vida junto a Freya y un puñado de vecinos.

     Con un fuerte contenido autobiográfico, Sarira Shah cuenta su historia desde quien ha tenido que sobreponerse a desafíos diarios no sospechados ni deseados. Con aspecto de historia cruel y la clara intención de evitar la moralina, la autora nos muestra como la vida puede dar al traste con todos tus planes en apenas un instante. Eso es lo que le sucede a la pareja protagonista, con una vida perfecta y ensayada; casi de revista, cuando descubren que su hija tiene un problema de salud que se irá haciendo más grave con el tiempo hasta un fatal desenlace. ¿Qué sucede en la vida de una pareja cuando se les pone esa dura prueba? Dice Anna cuando ve a su hija por primera vez, que hay un mecanismo en el cerebro que hace que la imagen perfecta del bebé perfecto que uno tenía en la cabeza, se adapta con un click de forma inmediata al que sostiene en brazos la primera vez que ve a su hija. Que nace un amor irrompible y único que provoca felicidad. Pero Anna, al igual que su marido, sabe que esa niña tiene poca esperanza de vida, que la poca vida que tenga estará llena de angustias, ingresos y medicaciones, y que las opciones son pocas. Entonces la valentía de la autora es incluso superior a la de los protagonistas, ya que les deja desnudos ante el lector. Vemos como se preguntan qué hacer, y cuánto amor darán sabiendo que será un sufrimiento fatal, casi una agonía; no ya la muerte, sino la enfermedad y pensar que tal vez ni siquiera les reconozca.
Así que deciden, avanzan y se mudan y la casa aparece como protagonista, una casa que se niega a ser dominada, con ratones que se pasean por la cocina sin dejarse impresionar por los nuevos inquilinos. Tobias tiene que crear, Anna busca su espacio en un lugar remoto y los vecinos comienzan a aparecer aportando una visión diferente del mundo a la que podían haber tenido en Londres. Lo salvaje, los instintivo, los sentidos parecen adueñarse de todo y la joven pareja se aferra a donde puede para sobrevivir.

     Una cocina a prueba de ratones es la historia de una lucha por seguir avanzando. Lucha contra prejuicios ajenos y propios, contra la mirada de otros y también contra la propia mirada. Es la historia de cómo hay impulsos que nos mueven incluso más allá de lo que pensamos y de cómo la vida, por difícil que parezca, nos deja grandes remansos de paz. Una buena novela, con momentos duros, y dulce como las confituras que prepara su protagonista... algunas con un regusto amargo.

     Y vosotros, ¿os dejáis ganar por el título de una novela sin mirar más alguna vez?

     Gracias.

martes, 2 de agosto de 2016

El impresor de Venecia. Javier Azpeitia


     "Entre la diversidad de tipos que conforman la especie humana, uno de los más peculiares es el de quienes renuncian a vivir el mundo para leerlo. Son todos especímenes muy semejantes entre sí, fáciles de distinguir por sus carencias, tan singulares. En general viven vidas apagadas, más aún comparándolas con las encendidas vidas que encuentran en sus lecturas. Nunca les brillan los ojos frente a los demás, sino en la soledad de sus gabinetes, donde, rodeados de mamotretos y a la luz insana de las bujías, se sumergen en un río de palabras en el que afirman encontrar todo lo que los demás buscan por las calles de las ciudades y los caminos perdidos de la tierra."

     A veces uno entra en su librería de siempre, y su librera le pone un libro en la mano. Sin preguntas y apenas sin saludos, de forma que no deja lugar a duda alguna. Por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, El impresor de Venecia.

     Estamos en el siglo XVI, y conocemos a Paolo cuando llega a una villa Veneciana cargado con un montón de libros. Su intención es hablar con su madre y así recomponer la vida de su famoso padre ya fallecido, Aldo Manuzio. La percepción de este joven sobre su padre es demasiado buena comparada con la realidad que le irá descubriendo su madre. Y de este modo, en pleno Renacimiento, conoceremos la vida de este hombre que editó, robó manuscritos, apasionado y amante de los libros con unos ideales que podían verse atacados por la censura.

     En esta novela Javier Azpeitia nos introduce con un estilo impecable en una de las ciudades más importantes del Renacimiento. Y es en este ambiente, y rodeado de datos reales, en el que conocemos a uno de los personajes más relevantes de la ciudad: Aldo Manuzio. Estudió latín y griego y fue un apasionado de la literatura griega, obsesionado casi con preservarla para evitar su pérdida física descubriremos sus perfeccionistas proyectos de edición de estas obras. La vida de este hombre, evidentemente más compleja que lo que relata el autor, está llena de nombres ilustres y datos técnicos que revelan el elevado conocimiento del autor de esta época, pero también su saber hacer, al no resultar la novela pesada ni perder un cierto tono de ironía y ligereza en ningún momento. Manuzio se descubre como un hombre apasionado que sufrió ataques y boicots a su empresa alguno incluso de sus círculos más cercanos, pero que siempre siguió adelante. No en vano, muchas de sus ideas han llegado hasta nuestros días, en incluso el sello de la Imprenta Aldina le resultará familiar a más de uno.

    El impresor de Venecia ha resultado una lectura diferente y más que satisfactoria escrita con un estilo impecable, a ratos francamente hermoso. No cabe duda que hay una moda no declarada de libros que hablan sobre libros o librerías y, en este caso, os propongo un viaje en el tiempo a una ciudad ya de por sí mágica, para disfrutar de este pequeño homenaje literario a la palabra impresa. Una delicia en muchos sentidos.

     No os digo más, descubrid los rincones que esconde la novela.

     Ya se que no es lunes pero decidme, ¿qué libro tenéis entre manos esta semana?

     Gracias.

lunes, 1 de agosto de 2016

Sueños de trenes. Denis Johnson


     "- No lo puedo soltar -dijo aquel tal señor Toomis-. ¡Soy el que lo tiene agarrado del cuello!
     Y se rió mientras una ráfaga de confusión le cruzaba el rostro.
     -¡Yo lo tengo bien cogido! -dijo Grainier, agarrando con más fuerza en sus brazos los dos pies del pequeño demonio-. ¡Lo tengo yo, al cabrón, y yo me encargo!"

     En el año 2011 el Premio Pulitzer quedó desierto, este libro junto con El Rey Pálido y Tierra de Caimanes, estaba nominado. Tres grandes según todas las opiniones. Hoy traigo a mi estantería virtual, Sueños de trenes.

     Conocemos a Robert Grainier, un hombre trabajador de esa Norteamérica de principios del siglo pasado, al que acompañamos a lo largo de su vida. Una vida que se ve marcada por las praderas, la madera, la tragedia y, como no, los trenes.

     Dicho así no parece mucho, y Johnson tampoco lo pretende ya que su novela es una de esas en la que un protagonista aparentemente gris, pretende dar reflejo de una época ya pasada. Supongo que ahora muchos habéis recordado al querido Stoner, y hasta cierto punto con razón, ya que son novelas que se articulan siguiendo a un hombre que no es ni héroe ni antihéroe y que podría haberse dedicado a cualquier otra cosa y estaría contando la misma historia. Una de esas historias anónimas sucedidas mil veces que no suelen tener voz hasta que un escritor decide fijarse en ellas consiguiendo así hablar de ese hombre anónimo.
     Grainier vive en un mundo áspero, y Johnson se pone a su lado para hacer de la narración un camino igualmente áspero. Para que sintamos las vías y la madera al ser talada, para que veamos montañas, cenizas y tragedia. Porque Grainier se ve sacudido por la tragedia, y tiene que seguir adelante. En una de esas zonas que florecieron al amparo del metal férreo, Robert Grainier ve como su vida se tiñe de negro y opta por avanzar, cubriéndose con la coraza de la soledad, como hicieran tantos otros hombres en aquella época. Podría decirse que es la historia de un superviviente de un mundo hostil que quedó hace tiempo atrás.

      Toca entonces preguntarse si uno está a la altura de una obra ensalzada tanto y por tantos nombres ilustres del mundo literario. Y en mi caso, con este título, la respuesta es un clarísimo "no". Me ha parecido que Johnson se dispersa, atreviéndose incluso con un toque fantástico, intentando tocar demasiadas cosas en pocas páginas. Como suele suceder en estos casos los detalles se desdibujan y, exactamente igual que recurre al conocimiento cinematográfico del lector para que éste haga la mitad del camino a la hora de ver los parajes que nos representa; los personajes secundarios se ven debilitados y los sentimientos empañados por una distancia que se hubiera podido solucionar con un poco más de sangre... o tal vez una veintena más de páginas. Ha sido una buena lectura, de eso no tengo duda, pero se ha quedado corta y, por lo tanto, imperfecta, distante.

     Muchas veces las comparativas con grandes nombres hacen un flaco favor a los libros que pretenden impulsar. Los lectores llegamos atraído por uno de los nombres, tal vez más, y nos encontramos un resto pero no un espejo, casi sin ser conscientes de que son espejos inalcanzables debido a lo rimbombante de las fajas. Lecturas que, sin pretenderlo, se ven empañadas por incluir demasiados nombres.

     Así que decidme, ¿vosotros hacéis caso de las fajas promocionales?

     Gracias.