jueves, 31 de julio de 2014

El cielo en un infierno cabe. Cristina López Barrio


     "En la cárcel secreta de la Santa Inquisición, en una celda angosta tomada por las tinieblas, la prisionera, una mujer joven cuya melena se desgreña en ondas sucias, busca el consuelo del suelo tendida sobre un jergón de paja. Le han envuelto las manos en trapos atados con cuerdas miserables para alejar su influencia maligna del mundo. Y para asegurarse de que apenas pueda moverlas, unos grilletes unidos por una cadena le ciñen las muñecas llagándole la carne."

     Llegué a este libro de rebota, por pura casualidad supongo que atraída por el extraño dibujo de su cubierta y por ese título tan extraño que poco o nada dice de la trama que puede contener. Al final, no lo he leído hasta este verano como sucede cuando los horarios nos pisan los talones y tenemos que esperar a no tener horarios para poder ponernos al día. Por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, El cielo en un infierno cabe.

     Conocemos a Berenjena, huérfana y lavandera en un hospicio que se presenta ante el Tribunal de la Santa Inquisición para contar la historia de una prisionera que espera ser juzgada. De su boca conoceremos a Diego y Bárbara, dos niños que llegan recién nacidos a este hospicio, cada uno con un estigma y que parecen complementarse y proporcionarse consuelo el uno al otro a niveles que escapan al resto de quienes allí habitan. Pronto verán que no son niños normales, particularmente Bárbara, que posee un don que hay que ocultar... Esta historia se alternará con la de los miembros del tribunal, a quienes iremos conociendo también.

     Hay muchas novelas que hablan de la Inquisición, mujeres condenadas o juzgadas siendo del todo inocentes y que nos relatan sus desgracias mientras esperan sentencia. Pero, ¿qué pasa si la mujer puede no ser del todo inocente? Eso es justo lo que me atrajo nada más comenzar a leer, lo que me impulsó a seguir leyendo este libro: Bárbara.
     La autora nos acerca a una época que resulta atractiva por si misma y tal vez por eso, por ser conocida para casi todos, no nos aporta muchos datos sobre el momento sino que se centra en los personajes y sus sentimientos. Con un ritmo tranquilo pero constante, nos sumergimos en la historia de Bárbara, contada en una primera parte por Berenjena ante el Tribunal, y en la segunda parte del libro por la propia protagonista. De este modo la autora consigue que lleguemos a conocer íntimamente a la pareja protagonista con sus pasiones y sus errores, sin ocultarnos absolutamente nada, mientras buscamos los orígenes de esta misteriosa mujer. Nos da la impresión de pasearnos por las sucias salas del orfanato exactamente igual que tenemos la sensación de estar mirando la enorme cicatriz del temible inquisidor recién llegado al tribunal. Y también nos adentramos en la historia de amor, porque es un sentimiento que tiene mucha fuerza a lo largo de toda la trama. De hecho, si acudís pensando que es una novela histórica es muy probable que os llevéis una decepción, ya que son los sentimientos los que dominan la trama sin llegar, eso sí, a convertirla en una novela rosa.

     El cielo en un infierno cabe es una novela equilibrada, en la que he echado de menos un poco más de profundidad en algunos momentos, pero que se lee de forma distendida. Magia, secretos y amores que nos harán pasar horas de entretenimiento mientras seguimos la historia de Bárbara, personaje que me ha resultado bastante atractivo.

     Y vosotros, ¿también aprovecháis las vacaciones para leer libros que tenéis por casa desde hace tiempo?

     Gracias

martes, 29 de julio de 2014

Tempus. Nerea Riesco



        "Leonard Green fue consciente en ese mismo instante de que estaba a punto de morir. El habitual gesto sereno del sucesor de Stephen Hawking en la cátedra de profesor lucasiano de la Universidad de Cambridge había desaparecido. Su rostro era el de un niño asustado. Se aferraba a la esperanza de que alguien se hubiera quedado a trabajar hasta tarde y que los descubrieran antes de que aquella mujer le arrancase la vida."

     Los libros sobre viajes en el tiempo me gustan. El viaje, la curiosidad, la paradoja... me parecen atractivos. Por eso me llamó la atención este título y por eso hoy traigo a mi estantería virtual, Tempus.

     Conocemos a Daniela Green una joven marcada por el violento asesinato de su madre. Por si fuera poco ahora han asesinado a su padre, el profesor Leonard Green, en su despacho. La única persona que parece poder explicarle algo es Richard Chanfray, un joven con el que estaba investigando el profesor. Sin embargo, este joven trae consigo un aviso para Daniela; ella también corre peligro.

     La verdad que este libro tenía todos los ingredientes para gustarme: viajes en el tiempo, tiempos de vida, personajes conocidos intercalados en la historia (incluso Jack el Destripador), así que no es de extrañar que me fijara en él. Ha sido, además, mi toma de contacto con Nerea Riesco, así que no tenía ninguna referencia personal sobre sus letras. Lo que si voy a tener es particular cuidado, no ya en no desvelar demasiado de la trama, sino también en no estropear alguna de las cosas que me gustó descubrir en sus páginas más allá de quienes son los buenos o malos.

     Me he encontrado con una historia, sobre todo, bien narrada. Ha cuidado mucho la documentación y también al lector, lo que se manifiesta en las explicaciones salpicadas por toda la novela que evitan que nos perdamos en los términos más científicos. De este modo hace asequible la física que necesita para dar solidez a su historia y consigue que el lector se sienta inclinado a creer lo que nos está contando. Entiendo que haya quien se pare en este tipo de pequeñas explicaciones pensando que la historia pierde ritmo, pero si pongo en la balanza eso frente a la solidez... tengo claro con qué me quedo. Máxime en este tipo de temáticas.
     Y pese a todo lo anterior ya desde las primeras líneas nos deja clara una cosa: es una novela de acción. Comenzamos con un asesinato y no necesitamos pasar muchas páginas para vislumbrar las distintas vías que se nos abrirán a lo largo de la novela. Nos permite viajar a distintas ciudades y épocas, encontrarnos, o mejor dicho reencontrarnos, con personajes que ya conocemos de sobra y disfrutar de una historia que va más allá de los viajes en el tiempo buscando la originalidad que sorprenda al lector. Lo cierto es que consigue hacer disfrutar mientras seguimos a la pareja protagonista intentando descubrir hasta dónde les llevarán unos pasos, ya comenzados por el fallecido profesor. Sin muchos personajes nos mantiene en vilo hasta llegar a un final que me parece digno de mención ya que hizo subir muchos puntos al libro.

     Supongo que ahora es cuando vendría una reflexión de esas redondas sobre el tiempo para cerrar la entrada, algo gracioso y original, pero prefiero limitarme a invitaros a descubrir Tempus. Y a que luego me contéis si os gustó. En mi caso me he traído a casa un par de títulos más de la autora, por seguir la pista de sus letras.
   
     Y vosotros, cuando encontráis un libro que os gusta... ¿también buscáis algo más del mismo autor?

     Gracias

     PD: Os dejo el booktrailer


lunes, 28 de julio de 2014

Monasterio. Eduardo Halfon




     "Tel Aviv era un horno. Nunca supe si en el aeropuerto Ben Gurión no había aire acondicionado o si ese día no estaba funcionando o si tal vez alguien había decidido no encenderlo para que así los turistas nos adaptáramos rápido a la pastosa humedad del Mediterráneo. Mi hermano y yo estábamos de pie, agotados, desvelados, esperando a que salieran nuestras maletas. Era casi media noche y el aeropuerto ya no parecía un aeropuerto."

     Sin un motivo concreto este libro me atrajo desde el primer día. La cubierta supongo, el gris, la cara de una infancia que enfurruñada... quien sabe. Pero tenía que leer su interior, a veces pasa. Por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, Monasterio.

     Conocemos a Eduardo cuando llega a Israel acompañado de su hermano. No quiere estar allí, pero su hermana se casa con un judío ortodoxo y tienen que acudir a la boda. Durante los días previos a dicha boda descubrirá su interior en la ciudad y se reencontrará con una mujer de su pasado.

     Monasterio es una novela de búsqueda de la identidad. El protagonista de la historia, guatemalteco de nacimiento, viaja a su pasado, a sus raíces y convicciones al llegar a Israel. Descubre que su concepto de ser judío solo a ratos lo incomoda, en realidad parece sentirse incómodo muchas veces ante el simple concepto religioso. Y sus dudas se transforman en preguntas, en miradas al pasado, a sus antepasados y también en una búsqueda no consciente de sensaciones al realizar actos aparentemente sencillos como tocar el Muro de las Lamentaciones. Con ello, junto con su reencuentro con una vieja conocida de apenas un día, nos enseña las dudas de un hombre que quiere ser pero no quiere ver. No le gustan los cambios que ve en su hermana, que se ha radicalizado en la práctica religiosa, pero él mismo acude a la boda y pregunta por cada tradición con la que se encuentra. Quiere conocer, pero no quiere ver... parece incongruente, pero así es el alma humana muchas veces y no nos lo parece a medida que nos lo relata en este puñado de páginas.

     Toca algún tema complicado, como de pasada, con la normalidad de quien lo ve allí en la calle a diario y no desde la crítica televisiva que tal vez es la que percibimos nosotros. Es inevitable. Pero sobre todo me han gustado sus palabras. La serenidad, la casi musicalidad que incita a leer alguna de sus partes en voz alta. Porque es un libro medido, cuidado, meditado. Poco más de cien páginas que provocan el placer de las buenas letras. Al igual que el resto de la obra de Halfon que ha pasado por mis manos. Tal vez sea porque, este sí, deja un poquito suyo en cada libro. Sin tapujos.

     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias


viernes, 25 de julio de 2014

Algún día este dolor te será útil. Peter Cameron




     "Casualmente, el día que mi hermana Gillian decidió que en los sucesivo pronunciaría su nombre con g fuerte fue el mismo día que regresó mi madre, demasiado pronto y sola, de su luna de miel. Ni lo uno ni lo otro me sorprendió: Gillian, por entonces entre el tercer y el cuarto curso en Barnard, salía con un profesor de Teoría del Lenguaje llamado Rainer Maria Schultz y, claro, se había vuelto una fanática de la lingüística y a menudo peroraba sobre el lenguaje puro del que supuestamente Gillian con g fuerte era un ejemplo."

     Me gusta como escribe Cameron. Me gusta la sencillez de sus palabras y las historias que nos acerca en sus novelas, que son muchas veces pequeños retazos de vida. Por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, Algún día este dolor te será útil.

     Conocemos a James Sveck a los dieciocho años, y lo hacemos en una mirada atrás a los últimos meses. En ellos descubrimos a un adolescente negativo y con claros rasgos asociales que vive un momento confuso. Hijo de padres divorciados, con una madre cuyo tercer matrimonio fracasa en la luna de miel, ve como una escapada se acaba convirtiendo en sesiones de terapia con una psicóloga. Todos quieren que tome decisiones, que se pronuncie frente a su futuro, sus ideas, su sexualidad.

     Me suelen atraer las novelas que buscan ese momento confuso en el que se pasa de la adolescencia a la edad adulta y, precisamente por eso, tenía ganas de traer a James. Vive con su madre y su hermana, un tanto obsesionada con el lenguaje por el simple motivo de tener una casi pareja que se dedica a ello, y su madre, una mujer que intenta tapar su soledad a través de una lista de matrimonios y su galería de arte moderno que expone.. basura. Pero más allá de eso, vemos a un adolescente sarcástico y negativo que mira todo como a través de un cristal y que lucha entre las ganas de irse a un lugar aislado y las de no sentirse marginado. Un casi niño que no encaja en una historia que bien mirada no busca aportar nada novedoso ni sorprender, bebe de la propia sociedad y nos habla de abogados desnaturalizados, de cirugía estética, amantes y estafas. Y de la terapia como moda cuando no se habla con los hijos. Este es el mundo de James, un mundo solitario en el que sólo se siente cómodo con su abuela y con el director de la galería de su madre, aunque también consigue estropear su relación con él.
     Con estos ingredientes Cameron nos deja una novela que consigue acercarnos a la vida y la confusión de este joven cuya decisión más importante será la de acudir a una universidad que no está precisamente cerca de su casa. Ese desarraigo que supone, unido a la socialización inmediata que lleva la inmersión en la vida universitaria serán los puntos sobre los que se sostiene la narración, convirtiéndose así en una voz cercana de una situación mil veces vivida por adolescentes. Pero no por eso se nos antoja pesada o reiterativa, más bien al contrario. Ese rasgo asocial unido a la mirada casi cínica que lanza a su entorno procurando no moverse de su sitio tienen algo que enternece, asistimos a una lucha en la que ponerse en marcha parece la mayor de las victorias y también la más lejana. Y lo comprendemos. Es una época de grandes cambios, de responsabilidades, y no podemos evitar ser incluso condescendientes cuando James da una mala contestación. Además creo que es un acierto que el protagonista nos relate su historia con 18 años, ya que le permite no hacerlo con una cercanía que no se llena de las justificaciones que puede tener un adulto a la hora de verse a si mismo en el pasado. No pierde el tono del momento y no intenta tampoco disimularlo.

     He disfrutado mucho de este título echando la vista atrás, y pensando en lo interesante que puede ser este libro si se lee precisamente a esos años. Estoy segura de que aporta una lectura totalmente diferente a la que yo hice. comparado mil veces ya con El guardián entre el centeno, nos aporta una historia menos extrema y, desde luego, contemporánea del paso a la edad adulta.

     Hoy no puedo irme sin recomendaros a Cameron.

     Y vosotros, ¿hay algún tema que os resulte atractivo a la hora de elegir libros?

     Gracias

     Del mismo autor: Coral Glynn

miércoles, 23 de julio de 2014

Amanecer, nadie y tú. Alberto Trinidad




     "Una hoja en blanco. Tal vez todo principio pueda reducirse a una hija en blanco. Una cuartilla impoluta, desnuda: cuatro aristas delgadas que delimitan un espacio en blanco; el más maravilloso, aterrador y estimulante de los vacíos. Aquél capaz de generar los más apasionantes contenidos, las más trascendentes de las construcciones. Una hoja en blanco, exactamente el mismo espacio rectangular que puede concentrar todos los finales, o mejor dicho, el único final, el gran final."

    Libros sobre libros, sobre escritores, librerías... es una moda. Y es una moda por la que los aficionados a la lectura tenemos predilección, así que a nadie le extrañará que me trajera este libro a casa. Ni tampoco que hoy lo traiga a mi estantería virtual: se trata de Amanecer, nadie y tú.

     Conocemos a Jan Ungría, un joven escritor que decide dejar de escribir. Y lo conocemos sentado delante de un folio en blanco pensando precisamente en volver a hacerlo y rememorando su vida. Su primera novela fue un éxito y también la segunda, lo introdujeron en un mundo en el que no terminaba de encajar; porque a él lo que le gustaban eran las letras, vaciarse en ellas. Y entonces descubrió a Miroslaw Micir, un escritor que marcaría su vida con sus letras y cuya estela en el tiempo intentará seguir, uno de esos autores malditos del siglo XIX que será su obsesión y le hará emprender un viaje. Y el lector será su acompañante.

     Amanecer, nadie y tú es un juego mental en su concepción. Cualquier cosa que se diga en su sinopsis puede desvelar demasiado, pero también no contar absolutamente nada. y esto sucede porque su argumento se va desarrollando doblándose sobre sí mismo hasta parecerse... justo a su cubierta. Un juego de espejos, casi a modo de matrioska en la que podemos advertir que hay una dentro de otra. Jan nos conduce para ello a través de los recovecos de su mente, comparte su pasión por unas letras ajenas y también la búsqueda de quien las escribió. Y es en esa búsqueda obsesiva en la que empezamos a ver el juego, la mente, los fantasmas y también las debilidades de un escritor perdido cuyo grial tal vez sea encontrar sus propias letras. Lo acompañamos para ello recorriendo la vida de Miroslaw, nos comparte una y otra vez sus libros, sus temas, sus personajes... nos incluye en su obsesión página tras página mientras se cruzan en su camino hombres y mujeres que pocas veces le dejan huella más profunda que los libros de su descubrimiento literario. Porque algo vemos de su vida personal, sus relaciones sociales, alguna mujer, las imprescindibles que le han podido dejar alguna marca significativa, pocas. No trata de eso la historia, esta vez no.

     El resultado es un libro diferente, casi perturbador, enrevesado hasta sus últimas páginas que, tengo que reconocerlo, me hicieron sonreír. Se trata de una lectura pausada, de esas que llevan días hasta situarnos en ellas y en las que nos movemos siempre a punto de hundirnos. Me hubiera gustado conocer un poco más a Ungría y encontrarme con alguna pista extra de camino a la que agarrarme para descubrir el juego un poco antes, quizás así no me hubiera quedado con una sensación agridulce. Me gusta experimentar con mis lecturas, entrar en mentes ajenas, ver por otros ojos.. y en este caso me gustaría preguntarle al autor del libro qué piensa de eso que llaman álter ego literario, por pura diversión no porque crea estar ante ese caso, ni mucho menos.

     Puesto que no se lo puedo preguntar a él, os lo pregunto a vosotros, ¿creéis eso que dicen de que muchos libros contienen un álter ego, un segundo yo, de quien los escribe?

     Gracias

martes, 22 de julio de 2014

Nobles y rebeldes. Jessica Mitford




     "La fascinación por los recuerdos de familia es prácticamente universal. Los hay en la mayoría de las casas, relegados al desván o a los estantes de arriba: una hilera con los primeros peúcos del bebé, el artículo premiado del hermano en el periódico de la escuela, el velo de novia de la hermana, descoloridos telegramas de enhorabuena por esto, lo otro y lo de más allá. La mayoría de casas también tienen cicatrices impresas por quienes han vivido en ellas: los disparos aún visibles de un arma de aire comprimido en las temblorosas manos de un crío, el agujero en la alfombra de la chimenea fruto de una fiesta que se salió de madre."

     Supe de la familia Mitford gracias a los libros de esta editorial y, en algún momento indeterminado investigué por la red. Desde entonces he leído sobre ella en muchas ocasiones, y este libro no podía faltarme. Hoy traigo a mi estantería virtual, Nobles y rebeldes.

     Conocemos a la familia Mitford a través de la voz irónica de Jessica, la quinta de sus hijas. Nos relatará su infancia y juventud en una familia nada convencional famosa por la conducta de sus miembros, en particular la de sus hijas, conocidas como Las Mitford.

     Y por más que sea una biografía, parece una novela. De hecho una novela muy divertida, lo cual es ya un punto a su favor, y eso la convierte en una lectura deliciosa para cualquiera. Pero conozcamos a la familia de la que nos habla. Las Mitford fueron criadas con más cuna que dinero, se suponía que iban a hacer buenos matrimonios y su hermano una buena posición social. Pero no había tanto dinero como se aparentaba, así que mientras él estudiaba ellas se quedaban en casa aprendiendo buenas maneras y a ser discretas... bueno, me temo que esta última parte no la aprendieron. En teoría, no iban al colegio porque el deporte que se practicaba allí les podía afear las piernas, como también en teoría no usaban la calefacción y comían puré para afinar el cutis, o se metían en el armario de la ropa blanca para jugar, cuando la realidad era que lo hacían porque estaba a más temperatura. Así era una familia de la que salieron seis chicas cuya presentación puede sonar a programa de variedades: Nancy fue la novelista, Pamela la rural, Diana la fascista, Unity la fan de Hitler, Deborah la duquesa y Jessica la comunista. Y justo así las conocemos y nos las presenta Jessica en esta obra bajo una mirada que se me antoja joven y desenfadada en muchos puntos.

     La primera parte nos habla de una infancia que demuestra que no todas las clases altas son realmente altas. Disfrutamos con las trastadas que se hacen las hermanas y ya vemos el carácter que se va formando en cada una de ellas. De hecho no podemos evitar preguntarnos si las cosas hubieran sido iguales de tener una infancia más normal en la que se hubieran relacionado con más niños. A partir de ahí la historia avanza, no ya la de la familia, sino también la del mundo a medida que nos acercamos a la Segunda Guerra mundial. Hitler entra en escena y divide a las hermanas por sus ideales, en los que bien podemos ver las posturas de los diferentes países, y lo hace sin perder ese sentido del humor británico del que tanto disfruto. Pero esta es la historia de Jessica, así que veremos como se enamora, se casa y viaja a lo largo de esos años. Porque, por supuesto, hay un hueco para cada pasión y el amor es una de ellas.

     He disfrutado muchísimo de esta historia, y así os lo digo, en la que hay casi de todo pero en la que prima un positivismo y sentido del humor que se contagian al lector que acaba sonriendo mientras lee las peripecias familiares. La cercanía, el cuidado y la sinceridad que transmiten sus letras hacen que la lectura se convierta en algo más personal de lo que nos pueda parecer en un primer vistazo conviertiendo esta no-novela en una opción fantástica. Llegados a este punto, os podría contar unas cuantas anécdotas familiares más para terminar de convenceros, pero me las reservo para que las podáis descubrir vosotros mismos. No tienen desperdicio.

     Decidme, ¿os gusta el humor inglés tanto como a mi?

     Gracias

lunes, 21 de julio de 2014

Reviver. Último aliento. Seth Patrick




     "A veces, Jonah Miller odiaba hablar con los muertos.
     El cadáver destrozado de la mujer yacía apoyado en la pared más alejada de la oficina. El asesino la había movido hasta allí desde el centro de la habitación; la había arrastrado hasta la pared del fondo y la había dejado de cualquier manera, con la cabeza vuelta a un lado."

     A veces salgo de casa y olvido llevarme un libro. No tendría mayor importancia si no fuera porque la última vez era un día de viajes, de esos que vas a pasar horas sentada sin moverte, así que tras un rápido vistazo, elegí uno de esos libros que prometen acortar las horas sin complicarme demasiado la vida. Por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, Reviver.

     Daniel Harker ha muerto. Una cifra más salvo por un pequeño detalle: él fue el descubridor de los reviver, esas personas con un don para poder hacer que los muertos regresaran durante unos minutos, los justos para que cuenten, por ejemplo, quien los asesinó. Y eso es lo que Jonah, un joven reviver con una alta capacidad para su trabajo, va a intentar. Sin embargo, al hacerlo descubre que tal vez exista algo más. Y también que necesita saber qué le sucedió a Harker y eso es lo que intentará junto a la hija de Daniel sin saber que puede remover incluso a sus propios demonios.

      Reviver es un thriller que busca mantener la tensión hasta la última página, y de hecho lo consigue. Es una novela que comienza dejando claro lo que promete al lector, siempre digo que las novelas que comienzan con un muerto prometen entretenimiento, y que va aumentando el ritmo a medida que avanza la historia.
     Reconozco que no es una idea novedosa la de hablar con los muertos, pero sí lo es otorgarle un uso y un reconocimiento público y también el intentar descifrar cómo es para quien lo recibe. Alejado del sentimentalismo habitual de espíritus al borde de las lágrimas y también del ambiente de mediums y espiritistas, ya que no es eso lo que busca Patrick, casi al contrario, la historia contiene tintes negros desde su primera página. La ciencia, su documentación y justificaciones sobre el método y también el impacto social que produce en la opinión pública acaparan la atención de un lector que va poco a poco sumergiéndose en la trama paranormal. "Hay algo más" nos repetimos mientras pasamos unas páginas llenas de frases cortas que nos permiten conocer un poco más íntimamente a sus protagonistas. Y avanzamos en la investigación sobre la muerte de Harker mientras buceamos en la mente de Johan y en sus dificultades para relacionarse. "Hay algo más" nos repite Patrick hasta que consigue ponernos nerviosos esperando descubrirlo y temiendo el final, al menos yo tiendo a temer el final de este tipo de libros.
     Bien, pues el final es resolutivo y, si bien el libro termina dejando la puerta abierta a una continuación, si nos saltamos justo esa última parte la historia podría perfectamente ser un libro autoconclusivo y, de hecho, me hubiera gustado más como tal seguramente. Sin embargo, soy consciente de que esto es debido a mis manías de empezar pocas sagas a un tiempo, ya que ahora tendré que cerrar la trilogía. Es más, estoy deseando hacerlo.

     Como ya comenté la semana pasada, estamos en verano, lecturas para desconectar al sol... o a la sombra. Y esta es una de ellas.

     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias

viernes, 18 de julio de 2014

Amigas con hijos. Monica Drake




     "Cincuenta cosas de las que quizá no debas preocuparte durante el primer año de vida de tu bebé (pero de las que te puedes preocupar si quieres): Guía hipocondríaca del cuidado del bebé.
     Empezó una lista:
     1. Caras extrañas que ponen los recién nacidos al despertarse.
      ...
     7. Te mira fijamente.
     ...
     10. El bebé:
     a. Duerme todo el tiempo
     b. Duerme cuando lo abrazan
    ....."

     Hoy no pongo el principio del libro, he pensado que era mejor enseñaros unas pinceladas de esta lista que comienza una madre primeriza con la que, adelanto, me he reído bastante. Y de este peculiar modo, hoy traigo a mi estantería virtual Amigas con hijos.

     Conocemos a cuatro amigas que son, como suele suceder, totalmente diferentes. Todas ellas tienen como  punto común la edad, ese momento cercano a la madurez en el que uno revisa alguna de esas cosas que nos dicen son elementales en la vida de una mujer: vamos, la familia. Sarah está obsesionada con ser madre un hijo pese a que tiene un historial de abortos que la está costando la estabilidad emocional ante el tema, Georgie en cambio acaba de ser madre y asiste a una vida que no reconoce como propia, Dulcet es... diferente, se gana la vida vestida con látex informando sobre el cuerpo humano en institutos sin echar en falta la maternidad y Nyla.. bueno, ella ya tiene una hija adolescente y unas cuantas opiniones al respecto.

     Monica explora en este libro el complicado tema de la maternidad, esa supuesta necesidad que sienten todas las mujeres y con lo que se encuentran después. Y también las que no sienten necesidad alguna, y cómo las parejas cambian ante la llegada o la simple mención del tema. Y lo hace con un acertadísimo sentido del humor evitando caer en el anecdotario o la parodia fácil. Para ello mezcla en la historia temas más serios, mostrándonos personas normales con distintas inquietudes y cambios a lo largo de sus vidas. Escoge además Portland, una ciudad con una conciencia que me resultó incluso chocante, en la que la gente deja cajas en las puertas de sus casas con aquello ya que no usan para que otros lo puedan utilizar. Un entorno interesante con personas con costumbres normales, con juegos en torno a la televisión, inseguridades, y meteduras de pata caseras que consiguieron ganarse mi simpatía como si se tratara de unos vecinos nuevos.

     No es una novela chick-lit, y no encuentro mejor forma de dejar claro ese punto. Supongo que podría decirse que es una tragicomedia en el sentido más literal de la palabra puesto que aborda aristas serias que nos encontramos agazapadas en párrafos distendidos que no nos borran la sonrisa, pero que sí que hacen que abordemos la lectura desde un punto de vista más crítico. O tal vez sea por lo serio del tema, porque tener hijos es mucho más que la llegada de un miembro nuevo a una familia. En todo caso he disfrutado mucho con este libro que ha sido una sorpresa tanto en el tema con o en sus formas que huyen de la ambigüedad a la hora de tratar el tema. Y, por supuesto, también hay maridos, por si no habías pensado en ello. Es más, hay algún momento genial en baños con luces programadas y maquillajes de supuesto camuflaje.

     Un libro a descubrir que puede dar mucho juego y me ha hecho soltar alguna risa inoportuna. Y vosotros, ¿os resulta más fácil la risa o la emoción cuando os enfrentáis a una lectura?, ¿es más difícil hacer reír o llorar?

     Gracias

   

miércoles, 16 de julio de 2014

Al envejecer, los hombres lloran. Jean-Luc Seigle



     "Hacía ya un calor agobiante. Desnudo, hundido en la cama,con los ojos abiertos, Albert Chassaing apretó el botón del ventilador de plástico azul que había en la mesilla. Una sensación de aire y frescor.El sudor se enfriaba en su cara, en su torso y en sus muslos. Por fin respiraba."

     Dicen que las lágrimas provocadas por esos dolores que no se tratan con medicinas, más que mostrarnos vulnerables, nos muestran inofensivos, ya que quien tenemos delante percibe la opacidad de nuestra vista en ese momento. Otra teoría es que es un mecanismo de defensa, ya que desarman muchas veces a quien nos ve llorar. A saber,o tal vez ya se sabe pero yo no conozco la teoría más acertada. Si que es cierto que hay quien llora con más o menos facilidad y tal vez por eso me llamó la atención el título de este libro, por el acto íntimo que representan las lágrimas. Sin embargo,no fue hasta ver unas cuantas opiniones,que no me decidí por su lectura. Y por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, Al envejecer los hombres lloran.

     Conocemos a Albert un 9 de julio de 1961. Un día importante para un pequeño pueblo en el que todos se conocen, porque llegará a su casa el primer televisor. No porque él tenga interés en esas cosas modernas, esa es su mujer que parece irse transformando en alguien diferente mientras espera la vuelta de su hijo mayor de la guerra. El mundo cambia, y con un hijo en Argelia y otro curiosamente aficionado a la literatura, con una madre que vive en un pasado en el que Albert se sentía mucho mejor y una hermana que parece haber olvidado el pasado tanto como su madre el presente, este hombre que se sigue viendo como un campesino no parece encontrar su sitio.

    A veces, lo cotidiano puede también contarnos la historia de una época completa. Leía hace poco, que cada persona lleva en su memoria la historia más reciente de la humanidad, y posiblemente sea así. Cuando lo cotidiano se reduce a una familia y a esa familia se le otorgan veinticuatro horas... algo pasa. Un choque, un punto de inflexión, un cambio: siempre hay un detonante, una gota que hace rebosar el vaso, y esa gota es la llegada de un televisor a casa de Albert. Una familia en un pequeño pueblo que supone ese punto justo entre pasado y futuro que hace temblar el presente, y eso es justo lo que nos presenta Seigle en una novela calificada como minimalista y sentimental por la crítica.
     Seigle nos habla de muchas cosas en esta novela corta. Nos habla de un excombatiente de la Segunda Guerra Mundial, incluso preso, que mira un futuro que no le convence mientras observa a su mujer avanzar hacia ese futuro. No encuentra su sitio en esa rutina cotidiana en la que se han instalado unas novedades impuestas con suavidad y otras sin haberle pedido opinión.Mira su familia y se descubre vacío en ella,hasta que la posa sobre su hijo pequeño. Tal vez sea ese hijo más que la llegada del televisor lo que le haga consciente de que las cosas ya no son como él las recuerda,como las quiere; su hijo lee. No sólo eso sino que se aferra a las páginas de Eugene Grandet como si pudieran decirle sobre la vida más que sus propios padres,dejándolo indefenso ante esa muestra de conocimiento infantil sobre su propia capacidad. Y ese es el camino por el que nos lleva la novela, el de Albert, un hombre que se busca y encuentra el camino que considera adecuado a lo largo de esas 24 horas que bien pueden resumir la historia de la época en un instante único. Y un epílogo redentor narrado por ese hijo que iba para literato, Giles, y que con una voz ya madura nos pone un broche.

     Me ha gustado la historia, he encontrado personajes tratados de forma desigual y algún que otro cliché que encuentro hubiera podido ahorrárselos, pero en conjunto me ha gustado esta historia. Salvo el epílogo, que por tener fuerza propia consigue que pierda fuerza todo lo anterior, desequilibrando la novela, o al menos esa fue mi percepción. La de estar leyendo una historia a la que buscaron un final con el único objetivo de hacerla redonda. O no, tal vez simplemente no terminé de congeniar con la novela y por eso no conseguí dejarme arrastrar por las palabras de Seigle.

     La verdad que me ha dado rabia no encontrarme el maravilloso libro que creía que era, pero supongo que muchas veces simplemente no congeniamos con las letras que tenemos delante. ¿Cuál es el último libro con el que os pasó?
 
     Gracias

martes, 15 de julio de 2014

La última noche en Tremore Beach. Mikel Santiago


      "El temporal, que algún agente del servicio de meteorología amante de lo bíblico había bautizado como el Luzbel, llevaba días anunciándose. Iba a ser un tanto excepcional incluso para Donegal, así que ojo: quizá volasen algunas tejas, o alguna farola del tendido eléctrico. el tipo de Radio Corta nos avisaba cada sesenta minutos: "LLenen el depósito de sus generadores. ¿Cómo van de congelados? ¿Latas de judías en tomate? ¿Suficientes? Y tampoco se olviden de comprar velas y cerillas. Y para los que viven muy cerca de la costa, amarren bien sus botes. Y si pueden saquen los veleros a dique seco por una noche:""

     Reconozco que esta vez no fue amor a primera vista... a la cubierta. No, esta vez ha sido el ver tanta opinión positiva de lugares dispares lo que ha provocado que terminara teniendo curiosidad por este título. Y me ha durado apenas nada, me ha sentado bien. Por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, La última noche en Tremore Beach.

     Conocemos a Peter Harper, un compositor de bandas sonoras divorciado que se muda a una casa perdida en la costa a modo de refugio, en Tremore Beach. Si hay un lugar tranquilo y apartado es ese, de hecho apenas hay vecinos en la zona. Allí conoce a Leo, Marie y Judie por ejemplo. Tras una tormenta, Peter empieza a sufrir un dolor de cabeza de cabeza que pronto será acompañado por imágenes terribles. Y ahí sigue él, mientras se acerca el verano y con él la visita de sus hijos.

     También conocemos en esta historia a su autor, ya que es una primera novela. Y sin embargo no sería justo denominarla así ya que en ningún momento nos lo parece. O al menos no encontramos esos detalles que nos han dicho suelen tener en común las óperas primas.

     Escrita en primera persona, lo primero que me llamó la atención fue la disposición de la historia. Ese algo va a pasar, ese convencimiento que el protagonista nos traslada página tras página mientras conocemos en carne propia lo que es una tensa espera. De hecho, ya desde las primeras páginas nos acercamos a Peter con una cierta simpatía, no nos cuesta hacerlo pese a que también tengamos nuestros roces con él.
     Con un comienzo pausado, como si calentara motores, Mikel nos propone una novela en la que nos dejamos caer sin darnos cuenta para disfrutar de sus letras. Frases cortas, una ambientación que apenas notamos como nos va envolviendo y una atmósfera en la que lo paranormal y lo personal se dan la mano, componen una historia a ratos imposible de soltar. Siempre defiendo los libros que nos entretienen y ahí es donde sobresale Tremore Beach y su casa de playa, porque es una novela que consigue justamente eso: entretener al lector, hacerle pasar las horas entre sus páginas mientras vamos aumentando el ritmo hasta llegar a la última parte de la novela con curiosidad, casi con avidez. Es más, si os animáis con él es fácil que os sorprendáis buscando tiempo para continuar la historia, avisados estáis.

     He leído por alguna parte que el autor es seguidor de King, o de Highsmith y no seré yo quien me ponga a comparar sus letras. Lo que si que ha aprendido de ellos es a construir una historia sin sobrecargarla, y dejarnos de este modo una novela de lectura fácil y que cualquiera puede disfrutar. De hecho es de esos títulos con los que sabes vas a acertar si lo eliges como regalo.

     Esta vez no puedo dejar de recomendaros su lectura, es un muy buen libro del verano.

     Y vosotros, ¿tenéis un tipo de lecturas preferidas para el verano?

     Gracias

     PD: Os dejo el book tráiler:


lunes, 14 de julio de 2014

Nada se opone a la noche. Delphine de Vigan




     "Mi madre estaba azul, de un azul pálido mezclado con ceniza, las manos extrañamente más oscuras que el rostro, cuando la encontré en su casa esa mañana de enero. Las manos como manchadas de tinta en los nudillos de las falanges.
   Mi madre llevaba varios días muerta."

     Los libros nos abren vidas, nos dan vidas, nos cuentan vidas. Bien, lo primero que escuché sobre este libro fue que la autora le había hecho un ataúd de papel a su madre: me llamó la atención. Y por eso me puse con él y hoy lo traigo a mi estantería virtual. Hoy traigo, Nada se opone a la noche.

    Lucile Poirier, tercera de una familia formada por nueve hijos terminó su vida por decisión propia: se suicido. Su hija, Delphine de Vigan será quien se dedique a investigar la vida de su madre, viendo fotos, viejas cintas, hablando con la familia...hasta poder desnudarse a si misma contándonos la historia de toda una familia: la suya.

    La novela, más allá del contenido autobiográfico, lo que destila es la emoción de quien cuenta su realidad. Dividida en tres partes, nos hace una primera presentación de la familia de su madre, para en la segunda contarnos su infancia y acabar con la vida familiar de la propia Delphine. Bueno, en realidad no termina así,sino tal y como comienza: con la muerte de su madre, sólo que tal vez desahogada después de haberla escrito, de haberla vivido,de haberla conocido.
     Reconozco que me acerqué a la historia con un poco de miedo a encontrarme un drama preparado para conmover al lector: nada más lejos de la realidad. Escrito poniendo cuidado en las palabras para no resultar melodramático, tal vez en el único momento en que sentimos la abrumadora carga emocional que tuvo que tener para su autora es en las partes en que nos hace partícipe del proceso de escritura. Cuando nos relata cómo fue para ella recopilar cada dato, cada testimonio y como también es consciente de que aquellos sucesos vividos por varias personas cambian dependiendo de la fuente que los relate. Y todo ello queda reflejado en este magnífico libro que, a modo de desnudo, nos cede de Vigan. No es una historia alegre, aunque de entrada percibamos una familia normal `pronto vemos las marcas que la vida se empeña en dejar en ella, y tal esas señales provocaran el declive al que asistimos de la hermosa mujer cuya sonrisa asoma en la cubierta del libro.

     Hay libro para ser devorados y otros para ser paladeados, hay también vidas que tiene que resultar difícil vivir y no me cabe una que la de Lucile fue una de ellas. La novela es fantástica, incluso sabiendo que no es literalmente una biografía, nos arrolla con cada letra.

     Posiblemente tenía ganas de rendir homenaje a Lucile, regalarle un ataúd de papel -pues me parece el más hermoso de todos- y el destino de un personaje. Pero también sé que a través de a escritura busco el origen de su sufrimiento...

     Ya he vuelto. Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias

lunes, 7 de julio de 2014

Descanso vacacional




     No sé si os pasa a vosotros, pero yo formo auténticas pirámides de libros que se apilan junto a la mesilla de noche. Supongo que por eso nunca enseño mis estanterías. Forman una especie de universo que sólo yo comprendo y que me dice lo que leo, lo que he leído y lo que quiero leer. Y también hablan del tiempo que dispongo puesto que una de mis manías es limitar el número de libros por leer que entran en casa.
     Y así llegan las vacaciones y la maleta y yo nos miramos atentamente, sin pestañear. Entramos en una suerte de discusión silenciosa sobre los libros que me va a dejar trasladar conmigo y la ropa que tendré que sacrificar por ello. Supongo que la imagen es hasta divertida viéndome participar en un improvisado juego de Tetris (¿sois demasiado jóvenes como para saber qué juego es? Si es así,no lo digáis) en el que ambas partes saldremos perdiendo. Ella porque seguro que ya ha notado que su vida no va a ser larga debido a la carga pesada que le ha tocado llevar en esta vida y yo porque siempre tengo la sensación de dejar en casa a alguien importante, como en la famosa película del niño convertido hoy en adulto de dudosa reputación.

     Este año he cargado la maleta de libros (he cogido el lector también, imprescindible) y he comenzado las vacaciones. Y por eso estoy hoy aquí. Para deciros que el blog estará sin actualizarse hasta el próximo día 14, es decir una semana, que me pienso dedicar a leer y hacer la lagartija.

     San wi-fi dispondrá de las visitas que os pueda hacer, pero prometo regresar y cuanto menos leeros desde el teléfono y seguir anotando libros para comprar a mi regreso.

     Disfrutad y de paso empecemos a apuntar: ¿tenéis algún título preparado especialmente para este verano?

     Gracias

viernes, 4 de julio de 2014

Entrevista a Manuel Borrás, editor de Pre-Textos

En la imagen Manuel Borrás
Fotografía:  Manuel Rodríguez
     En 1976 nacía la editorial Pre-Textos en Valencia, hoy una editorial consolidada y referente para muchos de nosotros a la hora de buscar calidad. Ha sido galardonada con el Premio Nacional a la mejor labor editorial en 1997, el Premio de la FIL de Guadalajara (México) en 2008 y como Editores del año en 2009. Pero no son sus premios sino sus colecciones quienes la definen: Narrativa, Clásicos, Contemporánea, Filosofía, Ensayo, La huella sonora, Poesía... sólo hay que asomarse para descubrir todo un universo formado por más de 1500 títulos, destacando, además, su fondo editorial, ya que los lectores podemos descubrir un libro en cualquier momento, aunque lleve veinte o treinta años publicado, y es fantástico saber que se puede encontrar.
     Fundada por Manuel Borrás, Manolo Ramírez y Silvia Pratdesaba, hoy nos acercamos al primero para conocer un poco más el mundo editorial.

     - Usted dijo hace tiempo: El mejor libro que puede escribir un editor es su propio catálogo.¿Qué podemos encontrar en el catálogo de Pre-Textos?
     - Lo que esperaría es que el lector gustosos encontrase esencialmente libros vivos, con alma. Es decir, libros que le ayuden a vivir, a ser, por ejemplo, mejor ciudadano, a ser, en suma, mejor persona.
     - Casi cuarenta años a la espalda, premios, cifras... ¿pero recuerda como surgió la editorial?
     - Claro que recuerdo como surgió la editorial, también por qué la creíamos necesaria los tres jóvenes que la creamos y que entonces teníamos menos de veinte años. Para nosotros en aquel momento, me estoy refiriendo a 1974, era de vital importancia tratar de recuperar, en la medida de nuestras posibilidades, parte de la memoria del exilio republicano español. Como hijos del "bando vencedor" nos sentíamos íntimamente en deuda con esa otra parte de España que tan cruel como injustamente había sido separada de nuestro destino.
     - Y si le pongo en un aprieto, ¿sabría decirme el primer libro que salió de ella?
     - ¡Cómo no voy a saber qué primer libro editamos! Aunque parezca extraño,soy un editor que se lee todo lo que edita. El título que inauguró nuestro catálogo fue Materiales para la historia de las ciencias en España: siglos XVI-XVII.
     - ¿Ha sido difícil el camino para una editorial independiente como Pre-Textos?
     - Empezar siempre resulta difícil,en cualquier época y circunstancia, y más si de lo que se trata es de iniciar un proyecto cultural en este tan vapuleado país nuestro donde, por cierto, la cultura ocupa una posición nada favorecida en las preferencias de nuestras gentes. El índice de lectura en España, pese a las estadísticas oficiales y oficiosas, es todavía paupérrimo. Por lo que se ve, hoy la gente prefiere ensimismarse ante una pantalla a tratar de elevar el nivel de sus conocimientos, y así nos va.
     Con todo, el camino, que en nuestro caso ha resultado difícil hasta la fecha, ha merecido la pena. Lo milagroso es que los tres socios fundadores nos hayamos mantenido unidos a lo largo de más de cuarenta años, sin haber dudado ni un solo instante, incluso en los momentos más difíciles, de la tarea que teníamos por delante. En fin,que fuimos y seguimos siendo unos editores vocacionales.
     - Olfato, lecturas, riesgos, decisiones... ¿qué hace falta para ser editor?
     - Para ser editor hace falta coraje, pero también lecturas. Aunque haya editores que no leen, creo que todo editor que se precie antes que nada debe de ser un lector. Un lector, además,que sepa aplicar un criterio de excelencia a la hora de elegir un libro y ponerlo a la intemperie de los otros. Editar es una de las formas posibles de hacer pedagogía. Y no olvidemos que desde la Antigüedad el pedagogo debe ser un seductor.
    - E-book, pirateos, papel, autores mediáticos... ¿Está cambiando realmente el panorama editorial o somos los lectores los que estamos cambiando?
    - Está cambiando sin duda el panorama editorial, pero no soy de los que piensan que el libro en su formato habitual, el papel, esté destinado a desparecer.No va a resultarles tan fácil a los verdugos -que antes se disfrazaban con cruces gamadas y ahora se parapetan tras una suerte de nuevorriquismo tecnológico- acabar de un plumazo con cuatro siglos de cultura impresa, que, por cierto, ha dado tan buenos resultados hasta la fecha. Hay que ser optimistas. ¿Por qué no va a poder sobrevivir e incluso cohabitar con libros en otros soportes?
     - ¿Cómo les ha afectado la crisis?
     - La crisis nos ha afectado, como a todos. ¿Cómo no va a afectarnos que el tejido de librerías de nuestro país, sólo por poner un ejemplo, mengüe de año a año ante el imparable ascenso de las "grandes"empresas de comercialización del libro? Entre todos estamos "matando a la niña", optando por comprar más en grandes almacenes tanto físicos como virtuales antes que recurrir, digamos, al comercio de proximidad, de nuestros barrios. Eso es lo que acaba por imponer este mundo globalizado, la desaparición de la cercanía y con ello la de la conciencia de la existencia del prójimo, del próximo. A mí me parece muy grave esa pérdida porque está dando lugar a una especie de comportamiento -en este caso nunca me atrevería a utilizar la palabra "cultura"- deshumanizado, que al menos a mi no me gusta nada.
     - Entonces, editando libros, ¿se vive o se sobrevive?
     - Editando libros se vive porque los libros son vida, pero si la pregunta está referida, como es obvio, a la economía, con el libro sólo se sobrevive, aunque se sobrevive mejor.
     - Si pudiera pedir un deseo, ¿cuál sería ese título que le hubiera gustado llegar a publicar?
     - Todos los días de mi vida pido deseos. Me gustaría poder seguir editando a aquellos autores que han crecido con nosotros. Pre-Textos (y es la primera vez que menciono a nuestra editorial) siempre apostó por valores no consensuados que con el tiempo acabaron por imponerse y por hallar su lugar en el horizonte literario español; bueno, pues a esos autores, insisto, me gustaría seguir editándolos. Y lo reitero porque cada vez esa labor resulta más difícil. Nuestro medio es un medio invadido por impostores que no saben lo que es un libro y están imponiendo unas leyes que poco a poco van haciendo más difícil la supervivencia de empresas de nuestra naturaleza, es decir, empresas que apuestan sobre todo por la cultura, antes que por el negocio, sin descuidar este último, por supuesto.
     - Y si yo le pido: recomiéndeme un libro,de su propio catálogo,ese que se puede hacer a tientas porque sabemos que de un modo u otro será gratificante para el lector.
     - Como yo soy de los que opinan que si he sido editor ha sido porque he querido compartir aquello que anteriormente me fue útil a mí, me ayudó a vivir, por no desmerecer a nadie te recomendaría que leyeses Pensamientos despeinados de Stanislaw Lec, o la poesía reunida de Yolanda Pantin, que creo que es una de las poetas más importantes de América, dos de nuestras recientes novedades.
     - Una de las cosas que más me gustan de su editorial es su fondo, saber que se siguen editando libros más allá de las novedades. ¿se siguen leyendo los clásicos por el placer que proporciona su lectura?
     - Los clásicos siguen y seguirán leyéndose; constituyen una de las mejores garantías de nuestra supervivencia. Cómo emociona leer a Homero y comprobar que nos habla desde su siglo de los mismos problemas que pueden atañer al hombre de hoy. Y debo añadir que me alegra sobremanera que destaques la importancia del fondo. Si hay algo que me dice como editor que no me confundí es que aun en la actualidad agotamos libros que editamos en la década de los años setenta y ochenta.
     - ¿Nos podría dar un adelanto de los próximos títulos que vamos a encontrar editados por Pre-Textos?
     - Claro, próximamente saldrán: A propósito de Deleuze, que reúne dos largos ensayos sobre el gran filósofo francés, de José Luis Pardo; Carta a las Fundaciones, de Javier Gomá; La consagración de la primavera, de Modris Eksteins, un libro fundamental sobre la Gran Guerra nunca vertido al castellano; Barcelona cae, la novela de Valentí Puig traducida por primera vez al castellano,sobre los últimos días de la Barcelona republicana; El libro del desasosiego, de Fernando Pessoa, en edición de Jerónimo Pizarro y traducción de Antonio Sáez, la versión más completa publicada hasta la fecha y primer eslabón en la recuperación por parte de Pre-Textos de la obra pessoana; El quinto martillo. Pitágoras y la desarmonía del mundo, de Daniel Heller-Roazen, o Altísima pobreza (Homo sacer IV, 1), de Giorgio Agamben.
     - Por último me gustaría saber qué está leyendo usted en este momento.
     - En este momento estoy leyendo tres libros: L'homme que fut Blaise Cendrars de A. T'Serstevens, Ciertas personas de cuatro patas de Rafael Baena y Stop-time de Frank Conroy.
   
     Tengo que dar las gracias a Manuel por su amabilidad y predisposición a responderme y, como siempre, gracias también a todos los que os pasáis por aquí.

     Enlaces:
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jueves, 3 de julio de 2014

El huérfano. Adam Johnson



     "¡Ciudadanos, reuníos alrededor de los altavoces, pues os traemos noticias importantes!¡En vuestras cocinas, oficinas, fábricas, dondequiera que se encuentre vuestro altavoz, subid el volumen!"

     Jon Doe significa sin nombre, cualquiera. Cadáveres de nombre desconocido, pacientes que no van documentados a una sala de urgencias y cuya condición física les impide dar su nombre real, personas que quieren mantener el anonimato... En una mujer se diría Jane Doe y en el más dramático de los casos, la infancia siempre lo es, se usa Baby Doe. Cada país tiene su traducción del sin nombre, su fulano de tal o mengano de cual. El protagonista del libro que hoy traigo se llama Jun Do: supongo que no hace falta decir lo que significa. Hoy traigo a mi estantería virtual, El huérfano.

     Conocemos a Jun Do cuando aún es un niño y vive en un orfanato. Es un ciudadano más en Corea del Norte, hasta que a los catorce años es reclutado como soldado. Seguimos su vida, sus ascensos y esa forma de ser modelada para servir y actuar como se requiera sin plantearse nada.

     Corea del Norte es un país que se nos sigue antojando desconocido. Atrasado, con un gobierno de sobra conocido y bastante información sobre el tipo de vida que allí se debe de llevar, poco sabemos de testimonios de primera mano. Eso me atrajo de esta historia además, tengo que reconocerlo, de su reciente Premio Pulizter.

     Lo que hace en este libro Johnson es presentarnos un país acorde con las pesadillas y leyendas más cruentas jamás contadas. No digo que no se haya documentado, de hecho la labor de documentación que hay detrás de este libro es tremenda, sino que lo que nos ha trasladado es una suerte de distopía ambientada en un país existente y situada hace apenas unos pocos años (lo descubrimos rápidamente puesto que a todos nos suena el nombre del líder del país). Comparado con 1984 la historia tiene mucho de ficción que, indudablemente, nos muestra mucho de realidad.
     Descubrimos a un niño que importa por lo que puede aportar y que tampoco se plantea demasiado más allá. Que lo veamos pasando su vida por distintos estados, de soldado a espía, de enamorado a respetable marido, de tropezarse a terminar en prisión, se encarga Johnson. De este modo nos abre una ventana que siempre ha estado cerrada a conocer un lugar extremo. Y sigue resonando su voz: Hay partes que son reales, nos dice, para que no lo olvidemos mientras nos horrorizamos ante el Querido Líder que no pestañea ante las hambrunas y cuyos demenciales mensajes por megafonía nos resuenan en los oídos. Mientras vemos el aislamiento y el condicionamiento de ciudadanos que no saben que puede vivirse de otro modo, o mientras nos asomamos a una prisión de terribles consecuencias para sus inquilinos.

     Con la curiosidad saciada tengo que decir que es una buena novela. Seguir la vida de este Jun Do cualquiera, verlo contar que no es huérfano, seguirlo hasta intentar entender su forma de actuar, enamorarse en un lugar en el que los sentimientos no cuentan ha sido una experiencia interesante, a ratos casi demencial por lo relatado. Amor, horror, sacrificio y también, como no podía ser de otro modo, pensamientos privados. Todo eso nos enseña Jun Do gracias a la pluma de su creador. Y tal vez, tras terminar la historia, os queráis acercar a novelas que expresan testimonios reales de lo que sucede en este hermético país.

     Y vosotros, ¿hay algún lugar geográfico que por desconocido, o por curiosidad simple, os resulte atractivo?

     Gracias

martes, 1 de julio de 2014

La mala luz. Carlos Castán




     "Los dos nos habíamos mudado a Zaragoza recientemente, en el transcurso de unos pocos meses, primero Jacobo y luego yo, ambos recién separados, todavía con la marca de la alianza en el dedo, ese anillo de piel algo más pálida que funciona para el mundo como una especie de emblema de soledad recién estrenada y moderadamente vergonzante."

     De esta novela me gustaba su cubierta, pero no tanto su sinopsis en la que hablaban de romanticismo. Y de thriller trepidante, sí. Pero no me entusiasmaba. Al final, de tanto mirarla la hice mía y acabé por llevármela a casa. Por eso, hoy traigo a mi estantería virtual,  La mala luz.

     Debería de hablar ahora de la sinopsis y contaros que es una historia en primera persona contada por el amigo de Jacobo. Y conocemos así al narrador. Un hombre que más que echar la vista atrás se mira a si mismo, como sólo se hace cuando todo es silencio y los ojos se giran y pensamos una y otra vez en nosotros mismos. Y así nos lo cuenta, así lo conocemos.

   La mala luz tiene amor, sí,y también un asesinato y una investigación. Pero tiene muchísimo más de íntima reflexión sobre la vida y el paso del tiempo, y también sobre la muerte. Podría en este momento plagar la entrada de fragmentos de la novela y convertirla en la más bonita aquí publicada exactamente igual que tengo el libro lleno de fragmentos marcados que demuestran que hacía tiempo que no me tropezaba un libro así. Frases largas cuajadas de referencias literarias, de alusiones a sentimientos profundos, privados, componen esta historia íntima. Porque esa es la palabra recurrente en la mente del lector durante su lectura. Es un libro íntimo que se paladea disfrutando de cada sílaba.

     Hay amor, claro, pero no un amor común. Nos dice Castán "... por fuerte que la abrace, es un montón de nada lo que retengo, lo que temo perder, lo que me mata". Porque también al amor le da un toque personal, al romántico o al de amigo. Jacobo, ese amigo que muere y que hace que el autor nos revele el velatorio como una justa de oponentes por ser el más apenado. Y al fraternal, al hogar; porque ese amor es para él "unos pasos descalzos por el pasillo y una voz desde la cocina...". Y también a uno de los verdaderos motores del libro: el amor por la literatura, por los libros. Su importancia, su significado, la biografía de uno descrita como fragmentos de los libros elegidos en cada época. Duras y Kavafis con banda sonora de Moustaki, o Celán y estantes cuidadosamente colocados en los que bajo una cascada de hojas que esconden a Conrad, podemos ver una petaca.

     La mala luz es un pensamiento con eco, una reflexión casi agónica, un hombre que se desnuda y llora en su soledad compartida con un único espectador que lee en silencio. La mala luz es una unión perfecta de la palabra más hermosa en la que poco nos importa la trama y que sin embargo nos sorprende con el final.

     A estas alturas queda claro ya que recomiendo el libro. Y por no insistir en ello, lo haré en otro punto. Si en una librería os encontráis con él... no caigáis en la tentación de leer la sinopsis, esta vez no. Hoy os recomiendo que abráis el libro al azar, por una página cualquiera. Es un libro marcado por su estilo y eso os dirá mucho más que todas las recomendaciones del mundo.

     Y vosotros, ¿hay algún escritor que os guste por cómo se expresa?

     Gracias

        Mucha gente decide salirse del mundo de una manera u otra, pero no es fácil que dos personas vayan a hacerlo a la vez y por la misma puerta, pasando a verlo todo desde muy lejos e idéntico ángulo. 
     Carlos Castán
     La mala luz